· Afirmó Rogelio González Oropeza, responsable del Laboratorio de Control de Emisiones de la Facultad de Ingeniería
· Colabora en la expedición de certificados que demuestren la operación de dispositivos, combustibles y aditivos por debajo de los niveles de contaminación permitidos, dijo
· Con su grupo de trabajo desarrolla equipos como el dinamómetro de chasis, con un analizador de gases que puede simular las condiciones de operación de un vehículo
La UNAM se cuenta entre las pocas instituciones en el país que realizan la prueba de emisiones contaminantes a los vehículos de próxima introducción en el mercado nacional, muchos de los que se sumarán a los más de seis millones de automotores que circulan en la Ciudad de México, señaló el responsable del Laboratorio de Control de Emisiones de la Facultad de Ingeniería (FI), Rogelio González Oropeza.
Ello porque las autoridades ambientales competentes exigen a los inventores y empresas que desean incorporar sus productos al mercado –como dispositivos, combustibles y aditivos–, un certificado que demuestre su operación por debajo de los niveles de contaminación permitidos, explicó.
Pese a la importancia de esta industria en la economía mexicana, González reconoció que hoy en día no hay organismos de educación superior en el territorio que capaciten en esta materia a personal en el área automotriz; “se hacen los primeros esfuerzos para ello”.
El investigador informó que su grupo de trabajo ha desarrollado equipos como el dinamómetro de chasis, con un analizador de gases que puede simular las condiciones de operación de un vehículo, de acuerdo a cinco ciclos de manejo en distintas zonas del Valle de México, dos en el sur, dos en el norte y una en el centro.
Cada ciclo es la ruta que debe seguir el conductor para simular condiciones de aceleración, de parada y de desaceleración durante su trayectoria por una ciudad. Detalló que el empleado por las autoridades ecológicas de México y Estados Unidos para acreditar la venta de un coche nuevo es el FTP 75, con una trayectoria establecida en Los Ángeles, California, que se hace en un laboratorio semejante al de la UNAM.
González Oropeza subrayó que la implementación de este sistema, de acuerdo con el reglamento de las autoridades ecológicas señaladas en la Norma Oficial Mexicana 041, para acreditar la venta de automotores, “nos llevó un año, con muestreos por todo el Valle, por Naucalpan, Periférico, Aragón, Circunvalación, Eje Central, Iztapalapa y Ciudad Universitaria, para ver qué tanto influían los cambios climáticos en las emisiones y en el consumo de combustible”.
Además, manifestó que tienen la opción de instalar estándares similares a los de EU, Europa, Japón o Australia, donde las vías son usadas a más de 60 kilómetros por hora, aunque en la Ciudad de México se circula a menor velocidad. Todo depende de las necesidades del solicitante.
Tras exponer que hoy en día los catalizadores han mejorado considerablemente la calidad de las emisiones, el especialista en ingeniería automotriz comentó que alrededor del 70 por ciento de quienes requieren el servicio –un 90 por ciento empresas y el resto particulares–, no aprueban el diagnóstico.
En México, al parecer, sólo hay tres laboratorios que realizan esta prueba, el Instituto Mexicano del Petróleo, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y la UNAM, comentó.
El responsable del Laboratorio de Control de Emisiones recordó que éste se construyó a principios de los noventa y entró en funciones en 1994, producto del aumento de la contaminación atmosférica en la Ciudad de México, provocada por la gasolina Nova-plus, con la finalidad de probar dispositivos, combustibles, aditivos y sistemas que controlen las emisiones tóxicas.
A cargo de un equipo de trabajo, compuesto por alumnos que realizan su servicio social, el ingeniero dijo que esto redunda en un ingreso sustancial para la Universidad, una infraestructura esencial y el desarrollo de tecnología y capacitación de alumnos en ingeniería automotriz, concluyó.
Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)
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