· Revela un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM
· Además, sólo 68.7 de los que viven en el campo puede hacer uso de agua potable
· En tan sólo tres años, el acceso a los servicios básicos en el medio rural descendió 11.5 por ciento, por efecto del cobro de agua, drenaje y luz
· El TLCAN y la apertura indiscriminada de carne a México han provocado la desaparición del 85 por ciento de los porcicultores en el territorio
De acuerdo con cifras oficiales, 78.1 por ciento de la población nacional tiene acceso a drenaje; mientras, en el medio rural sólo 38.2 por ciento cuenta con ese servicio, revela un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM.
El análisis Situación del campo en México; pobreza, marginación, explotación y exclusión, muestra que 88.8 por ciento de los habitantes del país puede hacer uso de agua potable, pero sólo la recibe 68.7 de los que viven en el campo.
Respecto a la cobertura del servicio de electrificación, el promedio nacional es de 95 por ciento, mientras que en el ámbito agrario el porcentaje se reduce de manera drástica, hasta 68 por ciento, de acuerdo con el reporte elaborado por economistas de esta casa de estudios.
Desde septiembre del año pasado se redujo la utilización de esos servicios por el incremento en el cobro de impuestos. En tan sólo tres años, la disponibilidad en el medio rural descendió 11.5 por ciento, por el importe de agua, drenaje y luz. En la actualidad el campo está en una situación similar a la prevaleciente en 1933.
El análisis fue elaborado por David Lozano Tovar, Luis Lozano Arredondo, Miguel Xochiteotzin Peña, Javier Lozano Tovar, Jaime Vázquez, Claudia Solís, Sofía Corona, Berenice Chávez, Rodrigo Ortiz, Paola Domínguez, Berenice Jiménez, Yolanda Bustamante y Karla Antonio Correa.
El reporte subraya que en los últimos seis años el fenómeno de la migración en las comunidades rurales se ha incrementado 40 por ciento. Ello, a consecuencia de la crisis del campo, la baja en los precios de los productos agrícolas y el encarecimiento de los insumos para el sector agrícola, entre otros factores.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población, para agosto del año pasado 10.8 millones de mexicanos que vivían en Estados Unidos enviaron casi 23 mil 234 millones de dólares, tratando de compensar el desempleo y el bajo ingreso familiar.
Tales recursos son distribuidos de la siguiente manera: 78 por ciento para comida, renta y salud; nueve por ciento para ahorro; siete para educación, uno para la adquisición de una propiedad, uno para inversión en negocios y el restante cuatro por ciento para diversos gastos.
El estudio de la UNAM, revela que si bien se cree que se gana más y se vive mejor en Estados Unidos, siete por ciento de las familias migrantes perciben mil 600 pesos mensuales, 44 por ciento entre mil 600 y cuatro mil, 24 por ciento entre cuatro mil y seis mil 400, y el porcentaje restante más de seis mil 400 pesos al mes.
Por otro lado, el análisis del CAM afirma que con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, se acrecentó el deterioro del sector agrario en México, a pesar de que para unos cuantos significó el ingreso del país al “primer mundo”.
El valor de las exportaciones agrícolas del vecino país del norte a México pasó de tres mil 476 millones de dólares entre 1991 y 1993 –previo a la entrada en vigor del TLCAN–, a siete mil 516 millones de dólares en el último trienio, lo que representó un incremento de 116 por ciento, según el reporte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Los efectos del acuerdo en el medio ambiente han sido igualmente catastróficos. En la actualidad, el costo del agotamiento y la degradación ambiental equivale al 10 por ciento del Producto Interno Bruto, lo cual anula la posibilidad de crecimiento económico.
Los daños por contaminación son elevados, pues en la última década representaron, en el país, 36 mil millones de dólares. De hecho, México ocupa el primer lugar en deforestación: se pierden 631 mil hectáreas al año; entre 1990 y 1999 el área cubierta con tierras forestales se redujo de 32 a 28 por ciento, mientras que las emisiones de bióxido de carbono crecieron de 3.7 a 3.9 toneladas métricas anuales.
Otro de los sectores seriamente afectado por la apertura comercial ha sido el ganadero. De acuerdo con la Confederación de Porcicultores de México, la entrada indiscriminada de carne ha provocado la desaparición del 85 por ciento de los porcicultores del territorio.
En tanto, la introducción de pollo y de res del mercado estadounidense a los grandes centros comerciales del país se ha incrementado 60 por ciento, y la caída de los precios de la leche por la introducción de sustitutos que utiliza la industria de lácteos, ha provocado la quiebra de casi 57 por ciento de los pequeños productores.
Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)
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