· Sostuvo Alejandro Martínez, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM
· Dictó la conferencia Circulación en la Bahía de Banderas y el desplazamiento de contaminantes por experimentos de laboratorio
· Lugares ecológicamente sensibles y protegidos, donde se ubican importantes complejos turísticos y con gran inversión económica, contienen sustancias peligrosas, dijo
La mayoría de las costas turísticas de México están afectadas por la contaminación de vertidos municipales, industriales, agrícolas y domésticos, cuyas concentraciones llegan a provocar enfermedades en piel, ojos, oídos, alergias y hasta hepatitis, alertó Alejandro Martínez, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
Al dictar la conferencia Circulación en la Bahía de Banderas y el desplazamiento de contaminantes por experimentos de laboratorio, señaló que en estas zonas se encuentran desde residuos de heces fecales hasta metales pesados, “incluyen todo lo imaginable: condones o toallas sanitarias”.
Sostuvo que las plantas de tratamiento son insuficientes, “todas están en papel, en las promesas, pues en realidad hay pocas”, y precisó que en muchas ocasiones se vierten aguas crudas al mar, sin ningún proceso de mejoramiento.
Externó su preocupación porque lugares ecológicamente sensibles y protegidos, donde se encuentran importantes complejos turísticos y con gran inversión económica, son objeto del transporte de sustancias “realmente peligrosas para la salud humana y los organismos marinos”.
Con base en recientes investigaciones sobre la Bahía de Banderas, “relativamente poco estudiada” y donde se ubican las playas de Bucerías, Nuevo Vallarta y Mismaloya, entre otras, detalló que el principal contaminante en esta zona, que divide a Nayarit y Jalisco, son los residuos vertidos en el río Ameca, cuyas corrientes contienen compuestos tóxicos.
Alejandro Martínez consideró que la situación de esta región como de las demás costas mexicanas es realmente grave. Por ello, se pronunció por la divulgación de medidas preventivas y correctivas.
Recalcó la necesidad de tomar muestras de las aguas perturbadas, hacer mediciones en laboratorios y saber cómo se comportan en cada sitio y en el tiempo, para presentar el diagnóstico a las autoridades, a las que se debe exigir transparencia, “porque luego las cifras se pueden manipular o esconder, para no ahuyentar al turismo, que es la fuente principal de ingresos en el litoral”.
Por otra parte, refirió que en México existe una legislación desde hace décadas. Sin embargo, expresó que las normas se deben actualizar de forma continua, porque en un par de años se volverán obsoletas, pues al igual que la población, la polución va en aumento, “entonces las concentraciones siempre salen del rango permitido, como pasa con el aire”.
Concluyó que el CCA de la UNAM participa en la vigilancia ambiental de las zonas costeras, en la divulgación de los estudios de contaminantes, a través de información satelital, moderación aerodinámica, mediciones a bordo de embarcaciones, trabajo de laboratorio y búsqueda bibliográfica, entre otros.
Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México
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