viernes, 16 de noviembre de 2007

ANALIZAN EN LA UNAM LA PRIVATIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO


  • Mediante un Simposio busca dilucidar quién debería ser el dueño del saber y si la sociedad del conocimiento contribuye a lograr una colectividad más justa
  • Fue inaugurado por la coordinadora de Humanidades, Mari Carmen Serra Puche
  • Participaron también Ambrosio Velasco, director de la FFyL, y León Olivé, del IIF

Bajo las interrogantes sobre quién debería ser el dueño del saber, si la sociedad del conocimiento contribuye a lograr una colectividad más justa, y en qué ámbitos es conveniente el sistema de patentes y en cuáles resulta contraproducente, se puso en marcha en la UNAM el Simposio Privatización del Conocimiento.

Al inaugurar este encuentro, Mari Carmen Serra Puche, coordinadora de Humanidades, señaló que otras cuestiones por esclarecer son si sería conveniente establecer el límite del contenido privatizable, y con qué reglas, canales y usos, lo generado en instituciones públicas podría pasar a manos de particulares.

En el Simposio –convocado por el Proyecto Sociedad del Conocimiento y Diversidad Cultural de esta Coordinación– la funcionaria agregó que sería fundamental formular los escenarios imaginados e ideales, hasta dónde es posible pensar de otra manera y plantear modelos viables, deseables, con impactos positivos, dentro de esquemas sociales y éticos articulados para socializar el saber.

Serra Puche añadió que los asistentes de México, España, Argentina y Estados Unidos, se dan a la tarea de reflexionar sobre aspectos que son clave para entender a las sociedades, y que a través de sus miradas desde diversas disciplinas y perspectivas, penetrarán y buscarán aportar nuevos elementos, interrogantes y enfoques.

Asimismo, explicó, buscan ofrecer respuestas, orientaciones, sugerencias, recomendaciones y advertencias sobre estos fenómenos, en los diversos ámbitos y espacios: en la investigación científica, las tareas académicas, en la necesidad de buscar otros cauces y canales que amplíen los rasgos plurales y democráticos de las colectividades.

En este marco, Ambrosio Velasco, director de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), consideró que este evento es evidencia de que la colaboración de las redes de grupos de investigación de diversos países se consolida. Con ello se fortalece una tradición filosófica iberoamericana de punta.

A su vez, León Olivé, investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF), recordó que a lo largo de la historia, tanto el poder político –muchas veces, o casi siempre, basado en la supremacía militar y en el ejercicio de la violencia–, así como el económico, han puesto el conocimiento a su servicio.

No obstante, prosiguió el también coordinador del Proyecto Sociedad del Conocimiento y Diversidad Cultura, la revolución científica de los siglos XVII y XVIII, que instituyó a la ciencia moderna tal y como se conoce hoy en día, estableció como uno de sus valores centrales el carácter público del saber.

Surgieron así las academias en todo el mundo y las revistas especializadas, como parte del proceso mismo de gestación y consolidación científica, señaló en el Salón de Actos de la FFyL. En la misma línea, sobre todo en el siglo XX, se desarrollaron mecanismos de comunicación que han contribuido de manera especialmente rica a publicitar sus adelantos.

También en ese siglo, indicó el especialista universitario, aparecieron otros fenómenos, como nuevas formas de generación, producción, distribución y, sobre todo, de apropiación de la cultura.

Se crearon los mercados de conocimiento, con el necesario reclamo del derecho a su propiedad privada, y a la obtención de beneficios no sólo reducidos al provecho obtenido de su utilización, sino que producen enormes ganancias a partir de su comercialización, especificó.

León Olivé sostuvo que fue así como parece haber surgido la tensión entre su carácter de bien público, derivado de sus conocidas propiedades de no desgastarse con el uso, y de ser compartido sin que nadie deba quedar excluido, y el cariz privado de la apropiación de los usufructos de su explotación.

Hoy, refirió, ante las arrolladoras tendencias mercantilizadoras que han acompañado el desarrollo de las sociedades del conocimiento, el problema es particularmente agudo para Latinoamérica en general y México en particular, donde es ampliamente reconocido no sólo el amplio déficit de avance científico, tecnológico y humanístico, sino que muchos de los saberes tradicionales de los pueblos originarios están siendo apropiados por empresas para beneficios particulares, concluyó.

Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México (Boletín UNAM-DGCS-698)

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