miércoles, 7 de noviembre de 2007

AÚN DESCONOCIDA, LA BIODIVERSIDAD DE LOS HONGOS ACUÁTICOS DE MÉXICO


· Señaló María del Carmen González, del Instituto de Biología de la UNAM, quien detalló que habitan los cuerpos de agua dulce, marinos y costeros del país

· Se ha determinado que estos microorganismos están filogenéticamente más cercanos a los animales, con quienes comparten un ancestro común, que a las plantas, reveló

· Dictó la conferencia Diversidad de hongos acuáticos de ambientes de agua dulce, estuarinos y marinos, organizada en el ciclo La biodiversidad acuática de México

Aún se desconoce la biodiversidad de los hongos acuáticos que habitan los cuerpos de agua dulce, marinos y costeros del país, afirmó María del Carmen González, investigadora del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

Ello a pesar de que el ambiente marítimo mexicano es 1.6 veces mayor que el territorio, de poseer una gran extensión de costas en diferentes océanos y ser la única nación con un mar exclusivo –el Golfo de California–, señaló en la conferencia Diversidad de hongos acuáticos de ambientes de agua dulce, estuarinos y marinos, organizada en el ciclo La biodiversidad acuática de México.

Empero, se encuentran también en volúmenes artificiales, como presas, albercas –a pesar del cloro–, reservas acuíferas y aguas residuales. “En el caso de México se desconoce casi por completo cuáles existen y qué están haciendo ahí”, recalcó.

Explicó que los hongos microscópicos son los organismos menos estudiados, a pesar de que “desarrollan una función ecológica activa”. Con técnicas de biología molecular se ha determinado que están filogenéticamente más cercanos a los animales, con quienes comparten un ancestro común, que a las plantas, como se creía antes.

En el anfiteatro Alfredo Barrera de la Facultad de Ciencias añadió que el sistema de digestión entre ambos grupos es similar. Aunque, en el caso de los hongos es extracelular, mientras que en los otros se lleva a cabo dentro del organismo. Ellos sintetizan enzimas fuera de la célula y digieren su alimento para después absorberlo.

Los de ambientes acuáticos son microscópicos; entre ellos y las bacterias procesan los restos de origen animal y vegetal, para reciclarlos en los diferentes estadios del sistema terrestre. Tales organismos, aclaró, no constituyen un grupo taxonómico, sino ecológico, por el hábitat que ocupan, donde desarrollan una función activa de degradación de restos.

Se encuentran distribuidos desde las zonas árticas hasta las antárticas, siendo más abundantes en las áreas tropicales y subtropicales. En el medio ambiente marino tienen la función principal de descomponer la materia orgánica, y el sustrato compuesto por lignina, celulosa y queratina, es decir, esqueletos calcáreos de moluscos, crustáceos, corales, algas, pastos marinos, tallos, raíces y madera que flota a la deriva.

En el territorio se registran 56 ecorregiones marinas (contra 75 terrestres), de las cuales la mayor parte está inexplorada en lo que respecta a los hongos acuáticos, marinos y de agua dulce. Se conocen siete mil especies macro y microscópicas, del total de 25 mil estimadas en el territorio. Esto muestra que hay pocos especialistas, y por ello también se desconoce el lugar ocupado por México respecto a esa biodiversidad, refirió.

A escala global se estima que existen entre 70 mil y 80 mil variedades descritas. Del total, sólo 444 son marinas y en el territorio habitan 62 de ellas. En cuanto a los de agua dulce, la situación es “alarmante”, ya que sólo se han registrado ocho categorías.

María del Carmen González dijo que los problemas que enfrenta su estudio y conservación son los mismos de otros casos: la transformación, sobreexplotación y contaminación de los ecosistemas; introducción de especies invasoras; cambio climático que los predispone a enfermedades; crecimiento demográfico sin control; políticas públicas equivocadas y un desarrollo tecnológico inadecuado.

Los hongos pueden traer muchos beneficios: ayudan en el proceso de reciclado de nutrimentos, a la formación del suelo, pueden ser alimento, intervienen en los procesos de potabilización del agua, remueven minerales de ese líquido, coadyuvan a conservar el paisaje y a controlar trastornos, detalló.

Se les puede cultivar en el laboratorio; muchos de ellos producen sustancias activas para el control de enfermedades agrícolas y malezas, nuevos fármacos y contribuyen al desarrollo de nuevos materiales, como los nanopolímeros. Aunque, puntualizó la experta, algunos causan dolencias como micosis en la piel y algunas de las membranas del cuerpo.

En su laboratorio del IB se estudia a los hongos marinos que habitan en la arena de la playa, en la zona de marea, donde se acumulan desechos que esos organismos degradan y reciclan. Se llaman arenícolas o endopsamófilos, y son casi desconocidos. Se trata de nueve de las 25 especies de este tipo que se conocen en el mundo.

Los especialistas se han concentrado en las áreas turísticas, donde la conservación es importante, y donde el daño más severo es por erosión. Asimismo, estudian a los acuáticos presentes en los canales de Xochimilco, concluyó.

Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México

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