domingo, 13 de abril de 2008

NO HAY UNA DEMOSTRACIÓN CIENTÍFICA DE LA EXISTENCIA DE LOS DENOMINADOS “NIÑOS ÍNDIGO”

  • Rogelio Castillo, de la ENTS de la UNAM, afirmó que ni los pediatras, ni los psicólogos, ni los profesores pueden identificarlos
  • Se les adjudican, dijo, grandes dosis de intuición que se manifiesta en el desarrollo de la telepatía, cualidades para predecir el futuro y para reconocer la presencia de seres etéreos
  • No es de ninguna manera posible una demostración empírica de una categoría tan esotérica como el karma, y las circunstancias se reducen tan sólo a un acto de fe, afirmó

No hay pruebas científicas ni empíricas de la existencia de los “niños índigo”; además, ni pediatras, psicólogos o profesores pueden identificarlos, y la evidencia de su realidad no es fehaciente, señaló el académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Rogelio Castillo Trápala.

Ello echa por tierra las teorías de autores como Lee Carroll y Jean Tober, sobre una nueva “especie”, que tiene la tarea de impulsar cambios fundamentales en la humanidad. Así, añadió, a estos menores se les adjudican grandes dosis de intuición manifiesta en el desarrollo de la telepatía, cualidades de predecir el futuro y hasta el reconocimiento de la presencia de seres etéreos como hadas y duendes.

Se trata de supuestos entes especiales y superdotados, identificados como especímenes superiores en la evolución, con habilidades y características que superan por mucho a los infantes estándar, resaltó el especialista en desarrollo educativo en México.

Se les llama “índigo” debido al supuesto color azul que estos infantes poseen en el aura, pero al hacer un análisis psicológico, pedagógico o socio-antropológico a partir de una categoría tan esotérica como el karma, su condición se convierte en un asunto contradictorio, pues no es posible una demostración empírica. Entonces, la situación se reduce tan sólo a un acto de fe, aclaró el también jefe del Departamento de Enseñanza de la ENTS.

De acuerdo con los exponentes de esta teoría índigo, aparecida en los años noventa, su origen es carnal y divino o incluso extraterrestre. Así pues, serán aquellos que han evolucionado de manera diferente e incluso se afirma que han experimentado cambios en la estructura del ADN, detalló Castillo Trápala.

Entre las principales características que se les adjudican también, destaca una gran sensibilidad, un exceso de energía, fácil distracción, necesidad de tener cerca adultos emocionalmente estables y seguros, resistencia a la autoridad basada en el rigor y la imposición, y preferencia a formas de aprendizaje distintas a las acostumbradas o normales, dijo.

La imagen de los “niños índigo” nace a partir de que los escritores referidos inventaron una “buena historia”, que difundieron por el mundo. Hoy, explicó, muchos se han involucrado con estos planteamientos, debido a que, en ocasiones, los grupos humanos entran en crisis y tienden a creer en aspectos inexplicables a partir de actos de fe.

Según los mismos autores, un infante inquieto, que cuestiona el mundo y que nada le conforma, se convierte en índigo, además de que se les relaciona con la medicina alternativa. Incluso se les ha llegado a atribuir una virtud de “sanadores”, agregó.

Por otra parte, Castillo Trápala mencionó que Nancy Ann Tappe, autora del libro Understanding your love to color (Comprendiendo el amor a través del color), afirma poseer la virtud de distinguir las auras y al identificar su tonalidad puede diagnosticar si se trata o no de un “niño índigo”.

El especialista indicó que otra característica atribuida son conductas que manifiestan problemas interactivos como trastornos de déficit de atención, autismo y, en algunos otros casos, hiperactividad.

Asimismo, Lee Carroll y Jean Tober sostienen que estos infantes “vienen al mundo con un sentimiento de realeza, son ególatras, tienen un sentimiento de merecer estar aquí y se ofenden cuando otros no comparten esa idea; tienen problemas con la autoridad absoluta”, apuntó.

No obstante, Castillo Trápala insistió en que ningún hospital ni revista científica o pediátrica ha reportado la existencia verídica de pequeños superdotados.

Empero, en cualquiera de los casos, todos los niños deben ser tratados como “niños índigo”, esto es, con respeto, tolerancia, atención y dedicación, concluyó.

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1 comentario:

Unknown dijo...

Es muy importante que los académicos salgan a aclñarar estas patrañas como la de los Niños Índigo. Felicitaciones al dr Castillo.

Más información sobre este tema en www.indigoreal.blogspot.com

CARLOS Q.