viernes, 4 de abril de 2008

DESCUBREN EN LA UNAM SUSTANCIA QUE AFECTA LA CONDUCTA SEXUAL DE LOS ANIMALES


  • Científicos del Instituto de Neurobiología, encabezados por Raúl Gerardo Paredes Guerrero, observaron falta de la enzima aromatasa en el cerebro de ratas que no copulan
  • El director del INB dijo que esa región es importante para la conducta procreativa
  • Aunque machos y hembras comparten algunos circuitos neuronales relacionados con ese comportamiento, los de ellas son más complejos, sostuvo

Científicos del Instituto de Neurobiología (INB) de la UNAM, encabezados por Raúl Gerardo Paredes Guerrero, descubrieron falta de una enzima –llamada aromatasa–, en el área preóptica media (APM) del cerebro de ratas que no copulan.

El director de esta entidad, con sede en Juriquilla, Querétaro, informó que el hallazgo se dio a conocer en el Journal of Neuroendocrinology. Explicó que la inexistencia de la aromatasa podría ser parte del desarrollo, porque los animales no copuladores no presentan ninguna lesión.

Simplemente, dijo, son ejemplares que se encuentran en la población, aunque representan porcentajes bajos, de uno o dos por ciento del total. “Uno de los aspectos a averiguar es qué produce esa deficiencia”. También se ha identificado en otras especies. Por ejemplo, un grupo en Estados Unidos halló que la falta de la enzima en carneros machos les produce orientación hacia otros de su mismo sexo.

El científico, doctorado en Investigación Biomédica Básica del área de Neurociencias por el Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, y posdoctorado en la Universidad de Boston, señaló que junto con su equipo ha comenzado estudios preliminares para determinar si es posible revertir esos déficits, no mediante la sustitución de la propia enzima, sino de un producto que genera esa actividad.

El grupo de Paredes Guerrero también ha determinado que muchas regiones cerebrales cercanas al área preóptica media no son importantes en el control de la conducta sexual. “Otras regiones no son tan específicas, porque al hacer lesiones grandes de estructuras que están posteriores al APM, las ratas no dejan de copular; eso habla de la importancia de esa zona para dicha actividad”, detalló.

El universitario manifestó su interés por conocer los circuitos neuronales involucrados en el control de la actividad sexual, básica para muchas especies que, además, tiene la relevancia de ser una conducta motivada, es decir, que no es fundamental para un individuo, aunque sí para ciertas especies, porque gracias a ella se reproducen. De ese modo, algunos ejemplares pueden pasar toda su vida sin tener coitos.

Antes, el investigador universitario ya había descubierto varios núcleos o estructuras cerebrales o circuitos relacionados con la misma. Uno de ellos, ubicado justo en la base del hipotálamo anterior, era precisamente el APM.

Lesiones en esta región particular, que destruyen neuronas o el núcleo completo, producen una inhibición completa y permanente de ese comportamiento en monos, ratas, perros e, incluso, ranas y algunos peces. Luego de ello, la conducta no se recupera jamás, advirtió.

"Esto habla de que esta región es filogenéticamente importante", abundó el experto. Forma parte de un sistema fundamental para procesar claves olfatorias, conocidas como feromonas, sustancias volátiles que se transmiten entre individuos de una misma especie, para inducir acciones de reproducción o conducta materna.

El APM es una sección que forma parte de las estructuras del cerebro encargadas de procesar claves quimiosensoriales, y se buscan "los circuitos neuronales que controlan esa conducta", aseveró.

Aunque machos y hembras comparten algunos circuitos relacionados con el procesamiento de estos códigos y estructuras como el área preóptica media, expuso Paredes, los de ellas son más complejos porque poseen un “componente reflejo” que se conoce como la conducta de lordosis o postura receptiva. Además, en las hembras intervienen otras estructuras, como el hipotálamo ventromedial.

Para las investigaciones, Paredes Guerrero y su equipo utilizan diferentes modelos, como pruebas de conducta, preferencia o motivación sexuales. Asimismo, para inducir o modular la "preferencia de lugar", una técnica de aprendizaje que permite evaluar estados afectivos positivos, es decir, aquello que un animal prefiere respecto a otra situación en particular.

Además, recurren a la cirugía para analizar las lesiones cerebrales y administran sustancias para registrar la actividad de diferentes neuronas. También se analiza el tejido con diferentes técnicas histológicas o inmunohistoquímicas, especificó.

Se ha comenzado a estudiar si la conducta sexual puede inducir la formación de nuevas neuronas, o neurogénesis, en el adulto. Se busca "darle a la investigación un enfoque integrativo, es decir, ver el problema desde varias perspectivas", precisó Paredes.

Así, apuntó, además de la identificación de circuitos neuronales relacionados con esta conducta, se pretende identificar las estructuras responsables de los "estados placenteros", pues se ha observado que se liberan opioides en diferentes fases de la conducta sexual.

Es una investigación básica que, eventualmente, algo podrá decir sobre lo que ocurre en los humanos, finalizó Raúl Gerardo Paredes.

Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)

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