· Científicos del Instituto de Neurobiología, encabezados por el investigador emérito Flavio Mena Jara, analizan el papel de la prolactina
· El universitario y su equipo han hallado que esta hormona sufre transformaciones desde su síntesis hasta su concentración y disponibilidad para ser secretada
· Es un proceso complejo donde las células endocrinas funcionan como neuronas y viceversa, y establecen una interacción, reveló el experto
Científicos del Instituto de Neurobiología (INB) de la UNAM, con sede en Juriquilla, Querétaro, encabezados por el investigador emérito Flavio Mena Jara, analizan el papel de la prolactina, hormona hipofisiaria, responsable de la síntesis de la leche en la lactancia.
Además, de manera conjunta con la hormona del crecimiento, que también es secretada por la hipófisis en ese periodo, la hormona contribuye –de acuerdo a algunos estudios recientes–, a prevenir de manera natural algunas enfermedades degenerativas del sistema nervioso en edad avanzada, como el Alzheimer y la demencia senil.
La línea de investigación está orientada a estudiar la regulación neuroendocrina de la lactancia, que constituye una etapa benéfica para la salud femenina. “Hormonas como la prolactina y la oxitocina no solamente participan en el proceso de amamantamiento al recién nacido, sino que también ejercen acciones múltiples en el sistema nervioso”, apuntó el especialista.
Con respecto a la prolactina, el universitario y su equipo han reportado que esta hormona sufre transformaciones desde su síntesis hasta su liberación y disponibilidad para ser secretada, pero también los mecanismos moleculares y iónicos que intervienen en el proceso, especialmente en el animal lactante.
Actualmente, se trabaja en los llamados efectos parácrinos de la hormona, es decir, que ejercen una acción en otro tejido, en particular, en la hipófisis de la rata macho, y en neuronas del sistema límbico, para determinar el mecanismo de acción sobre las células, indicó.
El experto combina fisiología, bioquímica, farmacología y microscopía, además de otras técnicas. También, el equipo de Flavio Mena Jara colabora con científicos del INB y otras entidades, como del Instituto de Fisiología Celular.
Al alimentar a su vástago –dijo el médico y doctor en fisiología por la UNAM, y ex profesor visitante en el Instituto Nacional Francés de la Salud y de la Investigación Biomédica, en París–, una madre establece con él una doble relación: visual, pues se miran mutuamente, y táctil, mediante el estímulo de la succión, uno de los más potentes del organismo.
Esta acción, expuso el científico, provoca la activación de una vía que llega al sistema nervioso central y, en particular a los lóbulos anterior y posterior de la hipófisis, donde se sintetiza la prolactina y la oxitocina, respectivamente. Una vez que la leche es sintetizada en la glándula mamaria se tiene un “aparato motor”, es decir, un mecanismo para expulsarla.
“La hipófisis está conectada al sistema nervioso central en el hipotálamo. Así, el estímulo de la succión activa la secreción de oxitocina, la cual, a través de la circulación llega a la glándula mamaria y hace que la leche salga”, detalló.
Esto sucede en todos los mamíferos, incluidos, los humanos. En otros casos, como vacas o carneros, señaló, existe un elemento adicional al aparato motor de la glándula, que es la ubre, donde se almacena la leche, y para obtenerla se requiere de la ordeña.
El estímulo de la succión activa receptores en el pezón de la glándula mamaria y a partir de ellos la información es transmitida al sistema nervioso central, y de esa activación son secretadas tanto la prolactina, como otras hormonas de la adenohipófisis, así como la oxitocina de la neurohipófisis. Así, por un lado, la prolactina se encarga de sintetizar la leche y la oxitocina, de evacuarla.
La prolactina, aclaró, se produce todo el tiempo, pero en la lactancia aumenta en forma considerable, aunque variable, de acuerdo con la condición fisiológica individual. En condiciones patológicas como las de un tumor hipofisiario, se genera en grandes cantidades.
También, durante la succión, se activa el sistema nervioso simpático, mediante la acción de hormonas llamadas catecolaminas, como la noradrenalina, provocan obstrucción en los conductos mamarios. De ese modo, la leche no sale en los primeros minutos, pero la succión persistente del recién nacido activa una inhibición de ese sistema y hace que se dilaten y la leche sea evacuada.
A eso se aúna la estimulación exteroceptiva o táctil bidireccional, de la madre a su hijo y viceversa. “Todo eso se potencia y da lugar a un círculo virtuoso”, aseguró Flavio Mena Jara.
En una época, recordó el experto, se creyó que en este proceso participaban por separado los sistemas nervioso y endocrino. Ahora se conoce que es un proceso complejo, donde las células endocrinas interactúan con las neuronas y viceversa, que se comunican y “platican” entre ellas, y establecen una importante interacción, de la que aún no se tiene toda la información.
Se ha estudiado la regulación simpática y la interacción con la oxitocina a nivel experimental; se registró la presión intramamaria en ratas y se observa la influencia del sistema nervioso autónomo y su activación debido a la succión, usando técnicas de inmunohistoquímica, histoquímicas y de otros tipos, finalizó.
Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)
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