Al señalar que la perspectiva de género no es asunto de mujeres, sino de democracia,
Indicó que las barreras para acceder a mejores niveles sociales y profesionales no son propias de México, sino que existen en todo el mundo, por lo que se requiere promover cambios desde el aspecto legal. “Para fomentar la equidad, es necesario que los legisladores mexicanos realicen debates para hacer a un lado las prácticas antidemocráticas, la masculinidad autoritaria, la prepotencia, la violencia y la misoginia, a fin de generar normas que incidan en el crecimiento social y profesional de las mujeres”, sostuvo.
Refirió que a lo largo de la historia se ha considerado que la mujer tiene por obligación desarrollar funciones en el marco de la salud (higiene personal, nutrición, medicina preventiva, salud sexual y reproductiva). “Para lograr avances en materia de democracia, es indispensable que esta labor sea reconocida porque las mujeres tienen muchos conocimientos que aportar y también tiene capacidades y talento para la toma de decisiones”, advirtió.
Señaló que aunque a partir del siglo XX se incrementó la participación de las mujeres en el campo de la salud, es importante reconocer su desempeño laboral, ya que de acuerdo con estudios recientes, la población económicamente activa integrada por mujeres en esa área es del 40.6 por ciento.
“Lo alarmante de esa cifra es que sólo el uno por ciento ocupa puestos en direcciones generales, el tres por ciento son directivas y el 12 por ciento se desempeña en puestos gerenciales y aunque muchas veces las responsabilidades son las mismas que las de los hombres, su ingreso económico es 25 por ciento menor que el de los varones”, puntualizó.
Romero Meléndez dijo que como resultado de un estudio de perspectiva de género realizado por
Finalmente,
Créditos: Instituto Politécnico Nacional (www.ipn.mx)
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