lunes, 7 de abril de 2008

ÚNICA EN MÉXICO, LA CLÍNICA DE AVES DE LA UNAM

· Es un espacio especializado en la avifauna del país, explicaron los fundadores de la misma, Gary García y Juan Carlos Morales

· En el territorio, se localizan mil 150 especies, el décimo lugar mundial en cuanto a esta riqueza natural; de ellas, mil 75 son canoras; 55, rapaces; 28, de ornato y 65, acuáticas

· Los principales problemas por los que se acude a consulta son nutricionales; también presentan trastornos de conducta y una medicación inadecuada, señalaron

Halcones, ninfas, tucanetas, patos, cacatúas, loros de collar, periquitos australianos, agapornis y demás especies de compañía, mexicanas y exóticas, encuentran en la Clínica de Aves de la UNAM, el sitio ideal para la recuperación de infecciones, fracturas, deshidratación, problemas de comportamiento o desnutrición.

Al atender a esa clase taxonómica, el único espacio especializado en el país llena el “hueco” del cuidado de los “plumíferos” que, por sus características, no pueden ser revisados por un médico veterinario general, explicaron los fundadores Gary García y Juan Carlos Morales.

Desde su puesta en marcha, el número de pacientes ha crecido exponencialmente: de 100 en 2004 alcanzó los 536 hasta el año pasado. En el primer mes y medio de 2008, se han presentado 82 ejemplares. De hecho, ya existen planes de ampliación de las instalaciones, pues su potencial de servicio, enseñanza e investigación es enorme.

Mascota aviar

Múltiples especies se consideran de compañía: aquellas que han sido criadas en cautiverio, desde canarios y jilgueros, hasta faisanes e, incluso, gallinas. Aunque, también se tiene por mascotas a animales capturados, como guacamayas o tucanes.

En la Clínica, señaló Juan Carlos Morales, se está en contra del aprisionamiento para ese fin. No obstante, no se discrimina a ninguna y se cura a todas, pero se fomenta la adquisición de las legales.

En México, el uso aviar es una tradición que se remonta a la época prehispánica. Hernán Cortés escribió del emperador azteca: “En esta casa tenía diez estanques de agua, donde tenía todos los linajes de aves de agua que en estas partes se hallan, que son muchos y diversos, todas domésticas; y para las de río, lagunas de agua salada, las cuales vaciaban de cierto a cierto tiempo por la limpieza [...] a cada género de ave se daba aquel mantenimiento que era propio a su natural y con que ellas en el campo se mantenían [...] sobre cada alberca y estanques de estas aves había sus corredores y miradores muy gentilmente labrados, donde el digno Moctezuma se venía a recrear y a ver...”.

El conquistador español no se equivocó. La avifauna del país es enorme; aquí se localizan mil 150 especies, con lo que el país se ubica en el décimo lugar mundial en cuanto a esta riqueza natural. De ellas, mil 75 son canoras; 55, rapaces; 28, de ornato y 65, acuáticas. De todas ellas, 10 por ciento son endémicas.

No obstante, aseguró Gary García, no se ha sabido cuidar ese recurso y muchas especies, como los loros mexicanos, se hallan en peligro de extinción.

Según datos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, por cada ave que se captura ilegalmente, mueren 15. La comercialización ilícita alcanza los 500 mil ejemplares al año, en promedio, cifra que se suma a la realizada de manera legal, que asciende a 450 mil "no suficientemente controlada y vigilada".

A ello se agrega la pérdida de hábitats. "Ante ese panorama una alternativa es la cría en cautiverio", sostuvieron los expertos.

Las aves, opinó Juan Carlos Morales, son excelentes mascotas, en especial porque son longevas –los loros pueden vivir 80 años– e inteligentes. Además, alegran la vida de los humanos, sobre todo si son canoras, aunque se desconoce cuántas cumplen esa función.

Los dueños ignoran los cuidados adecuados para esos animales, que pocas veces alcanzan su edad máxima. La idea de la Clínica es que la gente aprenda a valorarlos y sepa que, por ejemplo, se pueden fracturar fácilmente, refirió.

Los expertos han detectado que los principales problemas por los que se acude a consulta son nutricionales. "Han traído búhos, depredadores de roedores en vida libre, alimentados con tortilla, es decir, con una dieta inadecuada que les provoca otros malestares", apuntó.

También presentan problemas de conducta: se despluman, gritan o atacan debido a que no tienen la atención de sus dueños, o bien, presentan afecciones de tipo traumático o respiratorio, añadió.

Otra dificultad es la medicación inadecuada con productos que, incluso, resultan ser tóxicos, con derivados de fármacos para perros u otras especies que se venden como vitaminas o expectorantes, contra la diarrea o para embellecer el plumaje, aclaró Gary García.

Es fundamental conocer el manejo adecuado de cada mascota e identificar los signos de enfermedad, indicó. Los dueños requieren estar atentos ante un ave con pocos movimientos, inapetencia o hambre excesiva, mucha sed, plumas alborotadas, alas caídas y despegadas del cuerpo, respiración acelerada y ruidosa, pico abierto, ojos hinchados y semicerrados, patas hinchadas y enrojecidas o diarrea.

Ante esos síntomas, alertó, es necesario llevar al paciente con los especialistas y su equipo de estudiantes, médicos veterinarios en estancia, residencia o de servicio social, quienes brindan los servicios de hospitalización, consulta, cirugía, rayos X, desparasitación, corte de uñas, pico y plumas, diagnóstico de laboratorio o análisis bacteriológicos, parasitológicos, hematológicos y virológicos, sexado –cuando macho y hembra tienen el mismo color y no se pueden distinguir–, asesoría en trámites oficiales e, incluso, necropsias.

Cuando ocurren decesos se hace ese último procedimiento para determinar las causas de la muerte, porque puede haber enfermedades sin enfrentar y se requieren conocer para casos futuros, abundó Morales.

Cualquier ejemplar que llega a revisión recibe una exploración física de cabeza, cuello, cavidad torácica, extremidades y cloaca. Se determina también el peso, si está triste o alerta, y de ser necesario se toman muestras o radiografías. Luego se hace el diagnóstico y se determina el tratamiento, aseveró.

Se le explica al dueño qué padece el ave. En algunos casos se puede dar la medicación en casa, pero en los más graves se hospitaliza en terapia intensiva o en incubadoras, donde se le mantiene a una temperatura y humedad adecuadas, se le alimenta por sonda y se hidrata, especificó.

Se atienden desde crías que no han emplumado, hasta ejemplares que rebasan los 60 años y “duermen la mayor parte del día”. También hay un horario de visita, de 15 a 15:30 horas, cuando los propietarios pueden verlos y contribuir así a su recuperación, dijo.

Además, en colaboración con la Dirección General de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente, Gary García realiza investigación sobre enfermedades infecciosas, como la influenza aviar. Además, se colabora con el Gobierno del Distrito Federal y con ornitólogos del Instituto de Biología para la identificación de especies y en la capacitación de veterinarios mediante talleres, cursos y diplomados.

En tanto, se prepara la ampliación y adecuaciones de la Clínica, donde se continuarán las labores de enseñanza e investigación en el área de sanidad, enfermedades infecciosas y zoonosis o enfermedades transmisibles al hombre. Se contará con espacios para hospitalización y terapia intensiva, además de quirófano, entre otras.

Con ello, se busca mejorar las condiciones de las aves en cautiverio, por medio del trabajo y de la difusión, finalizó Juan Carlos Morales.

Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)

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