- Aseguró René Jiménez Ornelas del IIS, al referirse a la violencia social en nuestro país
- Señaló que la falta de educación y de empleo se ha convertido el caldo de cultivo para la delincuencia
- La persistencia de la desigualdad social permea las posibilidades de una disminución de la inseguridad, dijo
México está considerado como uno de los países más violentos del mundo debido a la inseguridad, las ejecuciones y problemas económicos derivados de la falta de empleo y de posibilidades de encontrar una ocupación digna, afirmó René Jiménez Ornelas, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
Precisó que según sus propios datos, sólo el 20 por ciento de la población en edad de cursar una licenciatura puede hacerlo, y del resto, el 27 por ciento no estudia ni trabaja. Ello se ha convertido en caldo de cultivo para la delincuencia, sobre todo de la organizada.
Asimismo, recalcó que alrededor de 19 millones de personas en la nación viven en pobreza extrema, con menos de dos dólares al día, una expresión clara de la desesperación social que actualmente impera en el territorio.
Destacó que la persistencia de esa desigualdad determina las posibilidades de disminuir la inseguridad, al ser uno de sus factores determinantes.
Este mosaico de situaciones complejas plantea soluciones que implican políticas de Estado que involucra la transformación económica en beneficio de la mayoría, y que modifiquen las alternativas de movilidad social, apuntó.
En entrevista, Jiménez Ornelas se refirió a la violencia social como el ejercicio de la fuerza y la agresividad en contra de un individuo o una institución. Puede interpretarse además, como la falta de afecto que repercute en el desarrollo humano, o bien, como el mensaje que provoca que la colectividad asimile una serie de contenidos belicosos.
Según el especialista, este fenómeno se relaciona también con la imposición de la voluntad de un segmento sobre otro y tiene diversas manifestaciones. Una de las más características es la delincuencia, es decir, la criminología en todas sus formas.
De este modo, aseveró que la inseguridad actual es una acumulación de agresividad, misma que se ha desarrollado con la prevalencia de un sistema inequitativo y extendido en muchos años.
Según el experto, la marcada diferencia entre quienes detentan el poder económico y quienes carecen de él, obstaculiza el progreso y la movilidad social, lo que indica que las clases acaudaladas no están dispuestas a cambiar el panorama ni a dar un viraje en la política financiera nacional, pues el modelo que rige sólo ha generado más pobreza.
Finalmente, subrayó que la violencia es multidimensional, pues sus efectos y consecuencias, tanto objetivas como subjetivas, están estrechamente relacionadas con sucesos naturales y se asocian con el resultado de la aplicación de la fuerza por el ejercicio del poder de una persona contra otra.
Fuente:. Universidad Nacional Autónoma de México (Boletín UNAM-DGCS-754)
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