· Aseguró en entrevista Rosalba Laguna Belio, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM
· Dijo que para el año 2035 habrá la misma cantidad de niños que ancianos
· La vejez tiene un rostro femenino predominante; entre las personas de 60 a 64 años hay 112 mujeres por cada 100 varones, resaltó
De invertirse la pirámide poblacional, los niños y jóvenes serían los más afectados, pues el Estado tendría que establecer programas macroeconómicos que equilibraran la vida de un segmento de la sociedad que, por lo regular, es el menos favorecido, afirmó Rosalba Laguna Belio, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
Señaló que según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en el conteo de población y vivienda realizado en el 2005 la población mexicana consta de 103.3 millones de habitantes, donde el sector infantil asciende a 32 millones y el adulto mayor, a diez.
En ese sentido, destacó que para el año 2035 habrá la misma cantidad de niños que ancianos. De acuerdo con estimaciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO), actualmente residen en México 8.5 millones de personas de 60 años o más, y para el 2030 se espera que sean 20.7 millones, en tanto que para la mitad del siglo alcanzarán, según lo previsto, 33.8 millones.
Ello, agregó, se reflejará en el aumento de las proporciones de adultos mayores en las próximas décadas: en 2007 será de 8.0 por ciento; se incrementará a 17.1 en 2030 y a 27.7 en 2050.
Asimismo, precisó que la vejez tiene un rostro femenino predominante. A pesar de que nacen más hombres que mujeres, la relación tiende a igualarse a determinada edad –entre 20 y 24 años–, debido a que en todos los grupos de edad los varones mueren antes que las mujeres, lo que incide en un mayor porcentaje de ellas en las edades adultas y, sobre todo, en las avanzadas. Entre las personas de 60 a 64 años hay 112 mujeres por cada 100 varones, y llega a alrededor de 125 por cada 100 entre 75 y 79 años.
Según la especialista, quienes enfrentan la vejez con un nivel de instrucción adecuado poseen más elementos para responder activamente y adaptarse a los retos y oportunidades de esta etapa de la vida.
Además, subrayó que si bien en México se han logrado incrementos sustantivos en el nivel educativo de la población, los adultos mayores son depositarios de rezagos acumulados por décadas, lo que los ubica en una situación de desventaja con respecto a otros grupos.
Así, ejemplificó, las personas entre 15 y 19 años tienen una tasa de analfabetismo de apenas 1.9 por ciento; mientras que casi una tercera parte de los adultos mayores (28.5 por ciento) es analfabeta.
Al referirse a la situación de la tasa poblacional y sus consecuencias al presentarse un cambio sustancial en la pirámide, indicó que el descenso de la mortalidad infantil, de menos de un año de edad, y de uno a 5 años, registran un aumento, pues sobreviven más jóvenes.
Por otra parte, sostuvo que el intento de censar a la población para conocer su número y recaudar impuestos es antiguo; desde los romanos a la Edad Moderna hay noticias de esta pretensión sin que ello impida las dificultades técnicas para un recuento.
Laguna Belio puntualizó que la base de la pirámide se ha contraído con tal intensidad que la población en edad preescolar (0 a 5 años) ha disminuido desde 1990. El descenso en los menores de tres años ha sido más marcado, ya que el número de efectivos en 2001 (6.33 millones) es prácticamente el observado en 1974 (6.34 millones).
Como consecuencia de esta baja, se abre una oportunidad única para lograr mejoras considerables en la calidad y cobertura de los diversos servicios orientados a asegurar el bienestar infantil, incluido la atención prenatal, la atención en el parto, la vigilancia postnatal, el suministro de esquemas completos de vacunación y la educación, concluyó.
Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México (Boletín UNAM-DGCS-747)
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