· Señalan los académicos del IG de la UNAM Jorge González y María Teresa Gutiérrez, así como Agustín Tapia y María de Lourdes Acosta, de El Colegio del Estado de Hidalgo
· Este fenómeno ha contribuido a la desconcentración demográfica y al crecimiento de distintas regiones del territorio nacional, en el norte como centro y sureste
· Las personas prefieren dirigirse a áreas urbanas en general, particularmente a las de mayor tamaño, consigna el Nuevo Atlas Nacional de México
El patrón migratorio ha pasado de una alta concentración de los principales flujos migratorios hacia la Ciudad de México, a una notable diversificación no sólo en cuanto a las principales áreas de atracción sino también de las zonas de expulsión, según se desprende del Nuevo Atlas Nacional de México, editado por el Instituto de Geografía (IG) de la UNAM.
De acuerdo con un artículo de los investigadores de esa entidad Jorge González y María Teresa Gutiérrez; así como de Agustín Tapia y María de Lourdes Acosta, de El Colegio del Estado de Hidalgo, se sostiene que en el país este fenómeno ha contribuido a la desconcentración demográfica y al crecimiento de distintas regiones del territorio, en el norte como en el centro y sureste.
A principios del siglo pasado los migrantes internos eran 887 mil que equivalían al 6.5 por ciento del total; para el año 2000, la población que habitaba en un estado diferente a la de su nacimiento rebasó los 17.7 millones, lo cual representó 18.2 por ciento del conjunto. “Esto significa que dos de cada diez personas en México modificaron su lugar de residencia a otra entidad”.
Estos desplazamientos empezaron a ser notorios en el siglo XX, a partir de la industrialización y la rápida urbanización, las cuales se vieron favorecidas por el rápido desarrollo del transporte.
Entre 1940 y 1950 se registró un flujo superior a 1.2 millones de seres humanos, y a partir de esta fecha este éxodo ha mantenido un crecimiento notable. De 1950 a 1970 la cifra aumentó a 3.6 millones; entre 1970 y 1990 fue de 6.9, y de 1990 a 2000 de 3.2 millones.
El patrón respecto a los cambios en la migración interna se ha modificado, pues ha generado un arreglo espacial distinto, más complejo, donde a las tradicionales zonas de expulsión se agregan otras que recientemente se han incorporado a esta dinámica.
Una constante es que las personas prefieren dirigirse a áreas urbanas en general, particularmente a las poblaciones de mayor tamaño. Así, entre 1965 y 1970, el 89.6 por ciento del volumen total se estableció en ciudades de más de 10 mil habitantes, y entre 1995 y 2000 se concentró en ese tipo de urbes 81.7 por ciento del total.
En cuanto a la migración internacional, desde mediados del siglo XIX se registra la presencia de extranjeros en México. Los datos censales desde 1895 han mostrado que si bien la proporción de población nacida fuera del territorio respecto al total nacional es baja, el crecimiento ha sido por momentos superior a la tasa de la población total. En el decenio 1990-2000 alcanzaron un índice de 3.71 por mil.
De acuerdo con el censo de 2000, para ese año había más de 400 mil inmigrantes extranjeros en el territorio nacional, que residían principalmente en Baja California, Distrito Federal, Jalisco, Chihuahua y Tamaulipas, entidades que en su conjunto concentraron 50 por ciento de este volumen.
Finalmente, respecto a la región de procedencia, América del Norte aporta la mayor cantidad; en particular, Estados Unidos contribuye con 69 por ciento; no obstante, Chiapas, Campeche y Quintana Roo registraron una fuerte presencia de población nacida en países centroamericanos, específicamente guatemaltecos y hondureños.
Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México (Boletín UNAM-DGCS-767)
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