miércoles, 26 de diciembre de 2007

UN RETO, MANTENER LAS PLANTAS ACUÁTICAS DEL VALLE DE MÉXICO


· Hoy en día se estima que sobreviven 40 especies; hace un siglo existieron entre 70 y cien, refirió Antonio Lot, investigador del Instituto de Biología de la UNAM

· De ellas dependen muchos organismos; por su producción de oxígeno, sirven como alimento, refugio, para anidar y reproducirse, dijo

Sorprendentemente, en la capital del país, la segunda ciudad más grande del mundo por su número de habitantes, hoy existe un buen número de especies de plantas acuáticas que en el pasado fueron abundantes, pero mantenerlas es un reto por su complicada situación.

Hay estimaciones, afirmó Antonio Lot, investigador del Instituto de Biología de la UNAM, que señalan que hace un siglo en el Valle de México existieron entre 70 y 100 variedades estrictas, es decir, las que dependen directamente del agua. En la actualidad la cifra ha caído a 40.

El especialista universitario explicó que las plantas acuáticas son el elemento principal de la vegetación de los humedales, esto es, los cuerpos de agua que se encuentran desde el mar, hasta las altas montañas, y de los cuales el país tiene extensiones importantes.

Una de sus funciones principales en los ecosistemas naturales –hablando sólo de las vasculares, que generalmente dan flores; no de las algas– “es que son los llamados productores primarios”, es decir, de ellas dependen muchos organismos, ya que por su generación de oxígeno, sirven como alimento, refugio, para anidar y reproducirse. Por tanto, su supervivencia incumbe a las especies relacionadas.

Otra función es que retienen y fijan los sedimentos. De este modo, en la medida que desaparece la vegetación acuática, especialmente de las áreas ribereñas, los suelos se deslavan con las crecientes de agua, creando problemas serios como inundaciones.

También, desde luego, las plantas son relevantes desde el punto de vista del paisaje ecológico. Los antiguos mexicanos, por ejemplo, se adaptaron a las zonas de agua y dependían de sus recursos.

Además, la forma de vida de las plantas es de una gran diversidad, lo que significa, entre otras cosas, capacidad de ajustarse a las condiciones que habitan: pueden estar en lugares estancados o de corrientes y cascadas, a poca o gran profundidad.

El también secretario ejecutivo de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, que depende de la Coordinación de la Investigación Científica, destacó que un ejemplo de esa vegetación acuífera es el berro de agua, la papa de agua criolla (que es endémica) y los tules, ligados a la cultura del país, ya que a partir de sus hojas se elabora cestería.

Lot propuso establecer un programa regional en el que participen autoridades y expertos que han hecho investigación sobre la ecología de las plantas acuáticas.

Asimismo, insistió, tienen que realizarse acciones específicas para rehabilitar los cuerpos de agua como los canales de Xochimilco y Mixquic y el llamado espejo de los lirios, que se encuentra rumbo a la salida a Querétaro, entre otros. Si no se hace algo, advirtió, ese tipo de vegetación puede desaparecer.

El problema es que la contaminación, el crecimiento de la mancha urbana, y los diferentes usos que se le dan al vital líquido afectan a grandes extensiones de volúmenes hídricos limitando seriamente el crecimiento de estas plantas y la posibilidad de conservarlas.

El país, consideró, es complejo desde el punto de vista de su biodiversidad. El número general de especies que componen sus comunidades y ecosistemas aún no están bien estudiados. Falta mucho por descubrir. En el caso concreto de las variedades acuáticas, aún es menor lo que se sabe.

En consecuencia, no se ha divulgado adecuadamente la importancia que tienen como parte de la flora de México. Este tema, si bien es relevante, en general es poco conocido, aunque se han hecho algunos esfuerzos para difundirlo, concluyó.

Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México (Boletín UNAM-DGCS-769)

No hay comentarios: