· Jerónimo Reyes, investigador del Instituto de Biología de la UNAM, señaló que una de sus ventajas de estas instalaciones es que la vegetación capta el bióxido de carbono, es decir, el veneno que se respira
· Otro propósito es devolver un poco del espacio arrancado a la naturaleza y crear las condiciones para que ésta vuelva a establecerse, indicó
En la Zona Metropolitana de la Ciudad de México convendría promover y establecer masivamente las llamadas “azoteas verdes”, una de cuyas ventajas es que la vegetación capta el bióxido de carbono, es decir, el veneno que se respira por la contaminación, aseguró Jerónimo Reyes, del Instituto de Biología de la UNAM.
Otro propósito es devolver un poco del espacio quitado a la naturaleza, y crear las condiciones para que ésta vuelva a establecerse. Además, agregó, una losa sin plantas es sumamente inestable en relación con su temperatura, ya sea que aumente o disminuya, y la flora la regula, haciéndola más adecuada. También mantiene una humedad relativa estable, y retarda la evaporación del agua.
La idea de los jardines en las azoteas –o los que se llaman “naturación” en Alemania, donde empezaron a hacerlos en forma extensiva a fines de la década de los 70– no es algo sencillo ni usual. Implica calcular el peso que soportarían las superficies, impermeabilizar y mezclar la tierra adecuada para que las plantas vuelvan a vivir en forma natural, entre otras cuestiones, apuntó.
Reyes comenzó el trabajo en México a finales de la década de los años 90. Su labor ha sido estudiar las variedades que se adaptan a las condiciones de extrema sequía y que estén verdes todo el año.
Las encontradas son similares a las de Europa: diferentes especies de la familia Crasulaceae de distribución mundial; se conocen alrededor de mil 400 tipos, de los cuales cerca de 400 están en México, siendo el país más rico en el continente americano. De ellas, apenas se han seleccionado 10 potenciales para su uso en las azoteas.
Entre otras, señaló, figura la llamada siempreviva que almacena agua en su cuerpo (80 por ciento del mismo está compuesto por ese vital líquido), por lo que puede permanecer sin riego alguno –esto evita problemas de humedad y gastos de agua– y bajo la exposición excesiva de rayos solares.
También ha elegido, por su rápido crecimiento el Sedum dendroideum, que crece de manera natural en el Valle de México. Quizá no es ornamental pero captura gran cantidad de carbono, y se adapta a condiciones extremas. Otras son el Sedum griseum y el rubrotincton.
Hay muchas otras, dijo, pero esas son las básicas para establecer una azotea verde. También se pueden adaptar nopales y magueyes. Al parecer no hay ningún problema al respecto.
Para poder instalarla se requiere un soporte mínimo de 110 kilos de peso, más el costo del proceso de impermeabilización, el cual se hace con carpetas asfálticas o un nuevo modelo con base en hule de llanta reciclada, concluyó.
Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México (Boletín UNAM-DGCS-765)
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