martes, 25 de diciembre de 2007

REVISAN EN LA UNAM PROPIEDADES ANTIHIPERTENSIVAS DEL ZAPOTE BLANCO Y LA HIERBA DE SAN FRANCISCO


· Beatriz Vázquez, jefa del Laboratorio de Farmacología de la FES Iztacala, encabeza el grupo de trabajo

· Hasta el momento ambas plantas han mostrado que disminuyen la presión alta

· En México hay unos 15 millones de afectados por este padecimiento de entre 20 y 69 años, de los cuales 60 por ciento lo ignora

Un equipo de académicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, estudia los posibles efectos antihipertensivos del zapote blanco (casimiroa edulis) y del sinicuiche o hierba de San Francisco (heimia salicifolia), informó Beatriz Vázquez Cruz, jefa del Laboratorio de Farmacología de esa entidad.

Según estimaciones, en México hay unos 15 millones de personas entre 20 y 69 años con este padecimiento, también conocido como “el asesino silencioso”; sin embargo, alrededor del 60 por ciento de ellos lo ignora debido a que no presenta síntomas. Los hombres tienen mayor predisposición que las mujeres, pero tras la menopausia, el riesgo se iguala en ambos sexos, añadió.

La especialista subrayó que hasta el momento las plantas referidas han mostrado que disminuyen la presión alta. Los análisis encontraron que las hojas de zapote blanco tienen efectos en ese sentido, es decir, en los modelos de hipertensión con los que han trabajado sus extractos son capaces de disminuirla. Aún están en proceso las pruebas para determinar su toxicidad.

Dijo que los extractos producen su acción al liberar óxido nítrico, compuesto que generan las células endoteliales y evita que los vasos se cierren. Cuando la resistencia al paso de la sangre aumenta, la presión también se incrementa. Sin embargo en presencia del óxido nítrico los vasos permiten el paso de la sangre sin aumento de la resistencia. Así la presión normal permanece estable.

En tanto, agregó, con el sinicuiche o hierba de San Francisco también se han obtenido buenos resultados, porque contiene una cantidad importante de alcaloides.

Indicó que ambas especies son de amplia distribución en la República. Se les puede encontrar en casi todo el territorio y de hecho en la FES Iztacala se cuenta con árboles de casimiroa; mientras que la hierba de San Francisco se da en las zonas cercanas pero también crece de forma silvestre.

Vázquez Cruz explicó que el estilo de vida, los hábitos alimenticios y las tensiones han provocado que en los últimos años la presión arterial alta se convierta en uno de los mayores problemas de salud entre los mexicanos, al generar trastornos cardiovasculares que se encuentran entre las principales causas de incapacidad y muerte prematura.

Una persona hipertensa que no es sometida a tratamiento, advirtió, está en riesgo de sufrir hemorragia cerebral, insuficiencia renal o cambios severos en la retina que pueden disminuir considerablemente su agudeza visual y en etapas avanzadas a la ceguera.

En la actualidad el equipo de trabajo experimenta con roedores, comentó la especialista. “Lo que se hace con los modelos es provocar un estado de hipertensión en animales y, posteriormente, con los tratamientos observar si hay cambios en la presión”.

Sin embargo, reconoció que es necesario realizar más análisis para determinar la efectividad deseada. También es indispensable llevar a cabo la fase de los estudios de toxicidad aguda y crónica.

Hasta ahora se ha detectado que las plantas modifican los mecanismos que mantienen la presión alta, pero falta qué tan útiles pueden ser en el uso clínico. Tiene que averiguarse la inocuidad en animales y después en pacientes.

En la actualidad, informó, se conocen dos tipos de hipertensión, la primaria y la secundaria. Esta última se produce por algún problema secundario derivado de otro padecimiento. Por ejemplo, el hipotiroidismo o por preclamsia en algunas mujeres embarazadas.

Empero, señaló, la que ha aumentado de manera alarmante en el país y en el mundo es la primaria o esencial, de la cual no se conocen con exactitud sus mecanismos desencadenantes. Se sabe que el sobrepeso, una dieta rica en grasas, el exceso de sal, el estrés cotidiano y el estilo de vida son factores que propician la manifestación del padecimiento. Empero, hay personas que sin tener estos problemas y con padres o familiares hipertensos pueden desarrollarla.

Hoy día muchos pacientes recurren a tratamientos con antihipertensivos. No obstante, expresó, al detectarse por su carácter crónico deben suministrarse medicamentos, llevar una dieta especial, disminuir el sobrepeso, hacer ejercicio, no comer sal, descansar y no estresarse.

Vázquez Cruz refirió que, por ello, en el Laboratorio se estudia, por un lado, qué tan eficaces pueden ser estas especies, y ver sus posibilidades de utilización como procedimiento alterno a los medicamentos de patente que hay en el mercado.

Consideró que el objetivo final es, por un lado, ahondar en los mecanismos que desencadenan el mal y, por el otro, cuál puede ser la participación de los compuestos extraídos y purificados de los especimenes.

Asimismo, se busca iniciar a los alumnos de licenciatura y posgrado en la experimentación sistematizada de las plantas para obtener el grado, porque involucra los aspectos etnobotánico, de extracción, purificación y aislamiento de compuestos, y el farmacológico, de montar y desarrollar los modelos experimentales de hipertensión, concluyó.

Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México (Boletín UNAM-DGCS-768)

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