· Aseguró Carlos Arteaga Basurto, director de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM
· Señaló que a la juventud se le ha heredado una colectividad violenta, injusta, inequitativa y con pobreza
· Inauguró el Foro por la No Violencia, donde también participaron Nicole Myers, Dennis Redmond y Lourdes Cuéllar
Frente a los alarmantes niveles de criminalidad, desigualdad y deterioro que prevalecen en la sociedad, los jóvenes son el motor del cambio, pues en ellos están cifradas las esperanzas de transformación, aseguró Carlos Arteaga Basurto, director de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
Al inaugurar el Foro por la No Violencia, organizado por esta Escuela y la Comunidad para el Desarrollo Humano A. C., señaló que a la juventud se le ha heredado una colectividad violenta, injusta, inequitativa y con pobreza; “pero son ustedes quienes en el futuro tendrán que dirigir este país e impulsar las mejores políticas públicas para combatir estos problemas”.
En este marco se entregaron los premios del concurso de spot 30 segundos por la no violencia, del cual resultó ganador el video No alimentes la violencia de Tomás Iván Martínez Medina, de la Facultad de Estudios Superiores Aragón. Además, el jurado otorgó menciones honoríficas para Ojo por ojo, de Óscar Jonatan Pérez Berrocal, y Calmantes montes, alicantes pintos, de Larisa Friné Jardón Barbolla, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
En su alocución, el titular de la ENTS afirmó que en esta entidad se ha buscado demostrar que la diversidad de pensamiento y de ideas también permite la convivencia. Pensar diferente o serlo no supone volverse enemigo; por el contrario, en la discrepancia se puede encontrar la mejor comprensión de cada uno.
Comentó que en el último año se ha realizado un importante esfuerzo en la Escuela por la no violencia; por lo que ahora es necesario avanzar del terreno del análisis y la reflexión hasta encontrar los mecanismos que permitan nuevas formas de actuar y enfrentar esta situación, y con ello dejar un mensaje.
Arteaga Basurto expresó a los alumnos presentes que ojalá sean ellos el ejemplo de lo que debe ser este país, “los que deben motivarnos, guiar, decidir y tomar en sus manos el futuro de la nación, porque son quienes viven estos momentos de turbulencia, producto de un modelo económico que genera esta problemática”.
En el Foro participaron también Nicole Myers y Dennis Redmond, representantes del Movimiento Humanitario en Estados Unidos, y coordinadores del Foro Norteamericano de Nuevo Humanismo Pensando más allá de las fronteras. La primera indicó que es absolutamente posible vivir en una sociedad sin violencia, a pesar de tener una historia llena de brutalidad, y que persisten múltiples de sus formas, si bien muchas otras se han eliminado.
Nicole Myers explicó que siempre se ha perseguido un cambio personal y social, y no sólo se trata de modificar las leyes o mecanismos para operar, sino que los individuos se encuentren a sí mismos: “construir puentes y vivir más horizontalmente. Es importante que aquellos que quieren un mundo no violento se comprometan por un futuro mejor, empezar a juntarse, dialogar y buscar la manera de difundir ese mensaje, porque hay millones de personas que quieren escucharlo y no pueden”.
Pero esta información no llega a la gente, y se pregona que a un hecho agresivo debe responderse con mayor virulencia y construir muros. En Estados Unidos, por ejemplo, aseguran que el problema son los inmigrantes, pero no es así, y por lo tanto la solución no es la discriminación.
Por ello, afirmó, es indispensable “empezar a buscar rutas que humanicen las vidas, que vayan hacia otro futuro, porque si se sigue por donde se va se podría llegar a una espiral de confrontación que termine en guerras nucleares”.
Por último, Lourdes Cuéllar, presidenta de la Comunidad para el Desarrollo Humano, se pronunció porque el Foro sea un punto de partida para denunciar la violencia en el mundo y comprometerse “a la acción pacífica; esa debe ser el arma más poderosa para transformar este sistema”.
Es posible terminar con ella, sentenció. No obstante, “es difícil porque se le ha normalizado, se piensa que es natural, aunque en realidad corresponde a la parte más primitiva del ser humano”. Es la respuesta más instintiva, mecánica y automática que se da cuando se siente peligro, indefensión o miedo.
La no violencia, en cambio, es una expresión netamente humana, se requiere no sólo de una reflexión sino de un gran esfuerzo para dar una reacción pensada que busque la reconciliación y la comprensión del otro y no su aniquilación, concluyó.
Tomado de: UNAM
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