· Destacó Estela Sánchez, profesora emérita de
· El número de genes entre diferentes organismos no es tan amplio: la levadura tiene seis mil; la mosca Drosophila 13 mil; la planta Arabidopsis 23 mil, y el Homo sapiens 30 mil, afirmó
· Dictó la conferencia El genoma. Una nueva era para la bioquímica, en el ciclo La ciencia más allá del aula
La regulación genética podría ser la causa de la enorme diversidad en las especies de la naturaleza y, al mismo tiempo, generar la gran similitud que presentan en sus genomas, afirmó Estela Sánchez Quintanar, profesora emérita de
Durante la conferencia El genoma. Una nueva era para la bioquímica, en el marco del ciclo La ciencia más allá del aula, agregó que fue una sorpresa encontrar que el número de genes entre diferentes organismos no es tan amplio: la levadura tiene seis mil; la mosca Drosophila 13 mil; la planta Arabidopsis 23 mil, y el Homo sapiens 30 mil.
Al respecto, hizo un símil. “Con el español se conoce el vocabulario y las palabras para expresarse; sin embargo, con él se puede hacer la lista del supermercado con las compras de la semana o una obra literaria”, o dijo, con las siete notas musicales se puede tocar la canción de moda o
Al analizar la secuencia del ADN del chimpancé, se encontró que entre 95 y 98 por ciento de sus genes son homólogos a los del ser humano. Se dice que estos últimos son únicos e irrepetibles; no obstante, al ver su material génico, sólo el 0.1 por ciento se diferencia. Además, se ha descubierto que de todo el Ácido Desoxirribonucleico sólo dos por ciento corresponde a genes; el resto son zonas intergénicas o basura, como se les ha llamado, reveló.
Sucede, recalcó, que “no por tener en un texto una serie de palabras todas se van a leer al mismo tiempo, o todas se van a expresar en el mismo tejido con igual proporción en una sola etapa del crecimiento o con similar intensidad; hay gran gama de posibilidades para diferenciar esa situación”.
Respecto a las bases moleculares de la vida, precisó, por un lado se tiene el ADN, que se podría considerar el libro con toda la información para hacer un ser biológico; por otro, las proteínas, elementos que llevan a cabo todas las reacciones químicas realizadas por una célula.
La investigadora del Departamento de Bioquímica señaló que lo anterior es posible luego de comprobarse, mediante pruebas científicas, que en todos los organismos el código genético es universal, esto es, como señaló hace siglo y medio Charles Darwin, todos tienen un mismo origen.
Sánchez Quintanar también se refirió a sus proyectos de investigación, particularmente la regulación de la expresión genética en el maíz. Acerca de sus conclusiones, comentó que es innegable que las plantas son semejantes a nivel molecular a los animales; en especial respecto a ellas y organismos pequeños. Asimismo, que mecanismos de regulación de estos dos grupos de seres vivos son parecidos también.
Otro de sus resultados es que en ese grano hay un factor de crecimiento –una determinada molécula, un péptido– que realiza la misma función de la insulina en la traducción de señales (induce síntesis de proteínas, DNA, crecimiento y división celular); sin embargo, no son genes homólogos.
Empero, no se sabe aún qué quiere decir esto, aseguró; y hay pocos reportes en la literatura sobre algunas proteínas que hacen la misma función y no tienen la misma secuencia del genoma. Se abre una ventana para explicar situaciones donde el libro de la vida dice ciertas cuestiones, y la química otra. No se contradicen, pues en conjunto son la base de la explicación de la existencia.
Con esta investigación, los escenarios que Sánchez Quintanar prevé es lograr que en un futro crezcan más las plantas, tengan más follaje y el dióxido de carbono se dirija a la mazorca.
Tomado: UNAM
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