· La investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, Valeria Souza Saldívar, dijo que México es un país privilegiado donde se puede observar el origen y el futuro de la vida
· Se confirmó el origen Jurásico del lugar; no protegerlo sería una pérdida increíble para la humanidad, señaló
· El material genético del Valle es clave para conocer el devenir de la vida y fundamental para el desarrollo de la biotecnología, puntualizó el académico del IE, Luis Enrique Eguiarte Fruns
El Valle de Cuatro Ciénegas en Coahuila es la “única ventana hacia el pasado” que se tiene en el mundo. Ello convierte a México en un país privilegiado para observar el origen y el futuro de la vida y, por ello, es indispensable aplicar medidas de rescate y conservación en esta zona, advirtieron especialistas del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM.
Un trabajo publicado en la revista Nature, confirma la hipótesis de la investigadora del IE, Valeria Souza Saldívar, al comprobarse que Cuatro Ciénegas perteneció al mar Jurásico y aún contiene, asombrosamente, toda la fauna que existía cuando la Pangea (el continente originario) estaba conformada.
Con la investigación de Forest Rohwer, de la Universidad de San Diego, California, se puede afirmar que la zona es el laboratorio vivo para grandes estudios de la etapa de formación de la Tierra, hace cerca de tres mil 500 millones de años.
En el artículo, Biodiversity and biogeography of phages in modern stromatolites and thrombolites, el autor compara el genoma de estromatolitos de Cuatro Ciénegas con el de otros, procedentes de los ríos de la región y del mar de las Bahamas.
La académica Valeria Souza Saldívar, alertó que de mantenerse el deterioro de este tesoro evolutivo, biológico y genético, sería una pérdida increíble para la nación y la humanidad. Es un sitio único en el orbe, que permite entender las reglas iniciales del juego de la evolución.
En conferencia de prensa, Souza Saldívar y el también investigador del IE, Luis Enrique Eguiarte Fruns, puntualizaron que este vestigio del pasado es una “máquina del tiempo”.
Para la ciencia y la biología, dijeron, Cuatro Ciénegas fue descubierta en los años 60 y 70, cuando se describió la gran cantidad de peces distintos a los de cualquier otra parte del mundo, de especies endémicas, caracolitos y estromatolitos. Estos últimos son los organismos que se encuentran en el registro fósil más temprano de la Tierra y existen en pocos lugares: marinos extremos y ambientes de aguas dulces.
Fue hasta el año 2000, cuando Souza descubrió la gran diversidad de bacterias que hacen a este Valle un lugar excepcional. El hallazgo se realizó con la utilización de sofisticadas técnicas moleculares.
Con la colaboración de especialistas de la Universidad de San Diego, California, la investigadora encontró que los virus asociados a estas bacterias también tienen afinidades marinas únicas.
Los virus de este Valle, explicó, no se parecen a ninguno de los encontrados en los ríos que circundan la región y, sin embargo, tienen muchas similitudes a los de Las Bahamas.
Se trata, precisó, del sitio más importante en el planeta para demostrar cuál es el origen de las múltiples especies que habitan en el mundo, con lo que además se pueden explicar un sin número de hipótesis.
La reconocida especialista en el estudio de la evolución y la ecología de microorganismos, detalló que la fotosíntesis provocó cambios en el orbe de manera radical y dejó la única evidencia fósil de esta gran explosión de vida inicial hace cerca de tres mil 500 millones de años.
Si se piensa igual que Charles Darwin, externó, se tiene que explicar esa gran diversidad de microbios en un sitio que sea continuo en el tiempo, antiguo, aislado, con adaptaciones locales en los organismos que viven ahí.
Cuatro Ciénegas, subrayó, tiene esa señal antigua, de continuidad en el tiempo, que permite estudiarla como un laboratorio. La mitad de las bacterias que se pueden aislar con métodos moleculares son marinas, expuso, al resaltar que encontraron que la mayor parte tenían filiación marina y eran diferentes a lo conocido, por lo que se comprobó que el área estudiada pertenece al Jurásico.
Los virus de los estromatolitos, explicó, todavía mantienen la señal marina de sus ancestros, a pesar de que el mar estuvo ahí hace 200 millones de años, lo que es sorprendente porque los virus recambian cada semana. La pregunta es por qué sostiene una indicación tan antigua. Se debe, detalló, a que las bacterias a las que ataca siguen siendo marinas.
También demuestra que la comunidad marina siempre tuvo Sol, agua y fósforo, la única manera de sobrevivir. No se detuvo la evolución en este sitio, sino que ocurrió en forma diferente: estos microorganismos no fueron sustituidos por otros, siguen vivos y forman todo en el Valle.
Además, Cuatro Ciénegas permite entender, como en ninguna otra parte de la Tierra, qué provocó que existiera tal diversidad de vida, que mantiene todos los ciclos biogeoquímicos de los que dependen los organismos grandes. Se parece al mar actual, al Golfo de México, aunque tiene más diversidad.
La experta comentó que Forest Rohwer encontró en 10 gramos de estromatolitos de Cuatro Ciénegas 17 mil virus diferentes, todos asociados a bacterias marinas.
El material genético es clave para conocer el futuro de la vida y fundamental para el desarrollo de la biotecnología en México, puntualizó Luis Enrique Eguiarte Fruns.
Los virus, señaló, son los responsables de que diariamente se termine un tercio de la vida marina; son los predadores más feroces y regulan los ciclos de la vida. Son organismos poco estudiados por los biólogos pero, quizá, los generadores más importantes de la evolución y la biodiversidad, porque liberan los nutrientes y dejan espacio para que se pueda propiciar mayor diversidad.
También, existe un estudio que está en proceso, es decir, que ya está aprobado, sobre el primer genoma de Cuatro Ciénegas que será el tercer hallazgo independiente con el que se acredita la misma hipótesis: que este lugar es la evidencia de vida más antigua del mundo, adelantó.
El estudio de Souza se basó en la comprobación de que el 50 por ciento de las bacterias de este lugar guardan más parecido con las del mar que con cualquier otro lugar. Se demuestra ahora, desde el análisis de los virus que, en efecto, los pozos de Cuatro Ciénegas pertenecieron al mar Jurásico.
Asimismo, se constata que este lugar es una “máquina del tiempo”, donde se pueden conocer aspectos de este lugar antiguo y entender los procesos, no sólo del Jurásico, sino algunos más arcaicos hasta cuando la existencia se alimentaba sólo de fósforo.
Las comunidades de bacterias referidas son casi idénticas a las que ahora se observan en el Valle de Cuatro Ciénegas y en los Barbados, Bahamas, y Australia, entre otras áreas.
Lamentablemente, concluyó, este lugar continúa bajo la amenaza de desaparecer por el mal uso del agua que se hace en la región. A la fecha, ya se perdieron nueve pozas.
Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)
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