· Permite racionalizar el consumo de madera y controlar la emisión de gases nocivos
· Está destinada a las personas que cocinan con leña, sobre todo en las zonas rurales
· El proyecto lo encabeza la Universidad Nacional, a través del Centro de Investigaciones en Ecosistemas, el Instituto de Ingeniería y otros organismos públicos y privados
Ante la permanente utilización de la leña como fuente de energía, sobre todo en poblaciones rurales, la Universidad Nacional en colaboración con otros organismos públicos y privados, desarrollaron una nueva estufa de leña denominada Patsari, la cual permite racionalizar el consumo de madera, dándole una utilidad sustentable, y de control a la emisión de gases nocivos.
Esta estufa, cuyo costo aproximado es de 900 pesos, está diseñada para quienes usan leña como combustible. En la actualidad, se han construido alrededor de seis mil estufas en diferentes regiones de México. Tan sólo en Michoacán, se han elaborado dos mil 500 aparatos y se han distribuido en 10 ó 12 estados de la República.
En el país, la leña constituye una fuente energética importante. Existen 19 millones de personas que sólo utilizan este combustible para cocinar y cerca de 9 millones que la combinan con gas LP.
Previo a la construcción de la Patsari –nombre purépecha que significa: “la que guarda calor”– se llevaron a cabo pruebas y experimentos para mejorar el nivel de eficiencia y reducir al máximo los costos de construcción.
Se buscó el mejor modelo que pudiera cumplir con la función de cocinar, pero con menor cantidad de leña y, al mismo tiempo, que eliminara el humo de la cocina. También se pretendió que gustara a las familias y que su construcción no representara un gasto fuerte para ellas.
Las investigaciones continúan con el fin de mejorar el diseño y la difusión de esta tecnología. Asimismo, se realiza un seguimiento de las estufas construidas para evaluar la calidad del aire en las cocinas y las condiciones de salud de las familias.
El proyecto es encabezado por el académico del área de Bioenergía del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco) de la UNAM, Omar Raúl Masera Cerutti. Además, participan el Instituto de Ingeniería también de esta casa de estudios; el Grupo Interdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada (GIRA A. C.); los institutos nacionales de Salud Pública y de Ecología, y la Universidad de California Irving, Estados Unidos.
La leña es un recurso natural importante para muchos mexicanos de poblaciones rurales que no tienen acceso a otras fuentes energéticas como el gas; les permite cocinar y mantener caliente el hogar en invierno. Sin embargo, la forma de uso causa daños ecológicos y a la salud de quienes la utilizan.
Por ello, desde el año 2003 un grupo de investigadores, técnicos y promotores rurales coordinados por Omar Masera, realizaron un proyecto que tiene como fin desarrollar tecnologías que permitan a las familias rurales continuar el uso de la leña y, al mismo tiempo, mejorar las condiciones de salud y disminuir el impacto negativo al ambiente.
El enfoque del proyecto ha sido el trabajo interdisciplinario y multiescalar, donde gente con diferente formación se agrupa para resolver un problema que existe a diferentes niveles: la familia, la comunidad, la región, el país y el planeta.
Dentro de los hogares rurales y semi–urbanos del país, la leña se emplea generalmente en los fogones de tres piedras, técnica tradicional que consiste en colocar piedras en forma circular, en donde se pone la madera y encima de ésta, el comal o la olla.
Por lo regular, esta forma de preparar los alimentos se hace en el interior de la cocina, lo que provoca que el humo se concentre y lo respiren quienes están dentro. A esto se suma el hecho de que mucho del calor generado se pierde, por lo que se consume una gran cantidad de leña.
Desde las perspectivas económica y ecológica, la leña es considerada un recurso forestal importante. Es obtenida principalmente de los bosques y las selvas en las que se encuentran las comunidades rurales.
El tipo que se utiliza varía según el ecosistema; es el caso de los bosques templados en los que predomina la proveniente de los encinos. Para extraerla, se cortan ramas o árboles completos y es acarreada en burros, caballos, camionetas e, incluso, hombres y mujeres la cargan directamente en la espalda.
Actualmente, la gente invierte cada vez más tiempo y esfuerzo para la obtención de la leña debido a la pérdida gradual de los bosques.
Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer ya que es necesario continuar las investigaciones y, en forma paralela, construir más estufas y evaluar el funcionamiento.
Para lograrlo, se requiere la participación de diferentes sectores como estudiantes, investigadores, técnicos, promotores rurales e instituciones de gobierno, que trabajen de manera conjunta para generar alternativas a las comunidades rurales de México.
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