miércoles, 19 de marzo de 2008

PATENTAN EN LA UNAM PROCEDIMIENTO PARA LA FORMACIÓN CONTROLADA DE POLÍMEROS


· Erika Martin Arrieta, de la Facultad de Química, explicó que permite dar nuevas propiedades a esos materiales, haciéndolos biodegradables, más resistentes o más flexibles

· La científica obtuvo una familia de "controladores" de radicales libres, derivados del azufre, que también podrían ser registrados en el extranjero

Integrantes de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM desarrollaron y patentaron un procedimiento para la creación controlada de polímeros, utilizados en la vida cotidiana en forma de plásticos, aceites y resinas, entre otros.

La innovación –realizada en conjunto con el grupo de Leticia Flores, del Centro de Investigación y Desarrollo del Grupo Desc–, permite dar a esos materiales nuevas propiedades, haciéndolos biodegradables, más resistentes o más flexibles, explicó la académica Erika Martin Arrieta.

La especialista añadió que con este procedimiento, además, se pueden obtener no sólo productos, sino procesos "limpios", amigables con el ambiente.

Hoy día, señaló, se vive en un mundo de plásticos. En esa industria, cuyo auge inició el siglo pasado, se han creado diversas técnicas para generar polímeros, constituidos por cadenas de unidades iguales o monómeros que se repiten, pero que tardan en degradarse.

Una de las maneras más accesibles para su producción es en la que se emplean radicales libres. Éstos son "incontrolables" e interactúan con lo que sea para obtener estabilidad. Esa característica se aprovecha para hacerlos crecer en unidades rápidamente. Cuando un radical "ataca" al monómero se une a él haciendo crecer la cadena; así ocurre hasta que dos radicales se encuentran, reaccionan y "mueren", abundó.

Tales acciones inician bajo ciertos parámetros, por ejemplo, con una temperatura determinada, cierta cantidad de iniciador. No obstante, precisó, no se tiene un buen control sobre el crecimiento del polímero, del que no se obtienen formas específicas, sino cadenas que crecen sin control, se ramifican, algo parecido al ramaje de árboles.

Fue en el 2000 cuando se comenzó a trabajar en procedimientos donde los radicales libres pudieran ser controlados, recordó. De esta manera, se quería controlar que el polímero tuviera arquitecturas complejas pero estructuradas, por ejemplo, del centro hacia fuera, en forma de estrella. Con esto, adquiere propiedades distintas a las usadas hasta hoy.

La universitaria obtuvo toda una familia de "controladores", derivados de azufre, y se han cambiado algunos constituyentes de los polímeros para modificar sus propiedades. Por ejemplo, reveló, se han agregado diferentes monómeros orgánicos o biodegradables..

De lo más importante del procedimiento es que permiten generar bloques, "como si se cosieran telas de diferentes colores, lo que también cambia las propiedades del polímero", expuso.

Funcionan de la siguiente manera: al chocar contra el derivado de azufre, el hasta entonces "incontrolable" radical se "entretiene" en la serie de estructuras concatenadas del controlador. De esa forma disminuye su reactividad, agregó.

Sin embargo, si su actividad baja en exceso se acaba la polimerización; por ello, es deseable que sea activo, pero hasta cierto límite. Es como "zurcir" el polímero del tamaño y forma deseados, y detener el proceso cuando se quiera salir de control mediante las "cadenas durmientes", llamadas así porque después de estar entretenido, el radical libre "despierta" y continúa su labor, apuntó.

Así, los controladores derivados de azufre y el procedimiento para obtener una "arquitectura" específica de los polímeros ya han sido patentados en el país. Más allá de un producto o herramienta, se ha protegido una manera fácil y costeable para la industria de generarlos con diversas formas, refirió.

Con este método y con estos controladores, reiteró la experta, se pueden hacer crecer los polímeros que se quieran, en forma específica y en bloques, dibloques o tribloques. Por ello, ya se estudia la posibilidad de obtener la patente en EU y Europa. Al mismo tiempo, ya se piensa en probar derivados que contengan otros elementos para controlar a los radicales libres, como el fósforo.

La aplicación y el proceso a escala industrial corresponden al Grupo Desc, dueño de la mitad de la patente, ya que esta innovación es el resultado exitoso de un convenio universidad-industria y en el cual también está establecida la posibilidad de que otra empresa adquiera una licencia de utilización, cuando así convenga a las partes, adelantó.

Por último, Martin Arrieta expresó que la mejora de procedimientos, técnicas y productos, así como el cambio a "química verde" de las empresas, requiere una inversión que implica un riesgo. Pero ellas deben apostar en este sentido, en lugar de comprar tecnología barata, mala y antigua, porque así no pueden ser competitivas, concluyó.

Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)

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