jueves, 27 de marzo de 2008

ÚNICO EN SU TIPO, EL ARCHIVO FOTOGRÁFICO DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS DE LA UNAM

  • Por casi 55 años, ese acervo ha contribuido a la salvaguarda de la riqueza artística del país, mediante el estudio y la valoración, afirmó su coordinador, Pedro Ángeles Jiménez
  • Cuenta con más de 750 mil fotografías; de ese total, 450 mil imágenes están en diapositivas
  • Posee una bóveda con las mejores especificaciones, que permite un índice de permanencia o vida útil de una imagen por más de 100 años, o incluso hasta 130

El tiempo se detiene en superficies con imágenes congeladas, miles de ellas, todas referentes a pintura, escultura, arquitectura, verdaderos testimonios de la riqueza artística de México. Se trata del Archivo Fotográfico Manuel Toussaint del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, único en el país por su grado de especialización.

Hace algunos años, un robo de obras de arte en el ex-convento de San Agustín, del siglo XVI, ubicado en Acolman, Estado de México, puso en alerta a las autoridades. En ese desafortunado suceso, el Instituto Nacional de Antropología e Historia no tenía imágenes de los objetos sustraídos, pero el IIE sí. Con ese ejemplo se puede apreciar el valor de su patrimonio.

Así, por casi 55 años, ese acervo ha contribuido a la salvaguarda de la riqueza artística del país, mediante el estudio y la valoración, acciones que forman parte de la vocación institucional de esa entidad universitaria, afirmó el coordinador de ese espacio, Pedro Ángeles Jiménez.

El acervo

El Archivo Fotográfico se fundó en abril de 1953, cuando el propio Manuel Toussaint contrató a la joven Elisa Vargaslugo, hoy investigadora emérita y reconocida historiadora del arte novohispano, para que organizara las fotos del Instituto.

En los años iniciales, los académicos, necesitados de imágenes para las investigaciones, recopilaron de mutuo propio muchas fotografías; pero también hubo la necesidad de crear un fondo común, destinado a dar clases, a la creación de publicaciones y para los proyectos más importantes.

“Esta simbiosis entre la investigación de la historia del arte y la imagen fotográfica dio origen a este fondo, que en el inicio guardaba las imágenes en cajas metálicas y que fueron organizadas por doña Elisa, quien creó las bases de la fototeca”, afirmó.

El acervo creció por razones naturales y hoy, cuenta con más de 750 mil fotografías, entre ellas la que muestra a Diego Rivera visitando a Frida Kahlo en el Hospital Inglés, dándole un beso. De ese total, 450 mil imágenes están en diapositivas; se debe a que éste fue el método pedagógico por excelencia de la segunda mitad del siglo XX.

Para este nuevo siglo, lo son el cañón y la computadora, por lo que “se piensa en las formas de transición de los métodos analógicos a los digitales, y de cómo el archivo puede solventar esta nueva necesidad de imágenes digitales, de cómo organizarlas y ofrecerlas en la red”, dijo Pedro Ángeles.

También hay mucho material en blanco y negro, alrededor de 170 mil impresiones y negativos en todos los modelos, desde 35 milímetros hasta placas de formato mayor.

A esa riqueza se suman las imágenes que ya estaban en el archivo desde su origen, como las colecciones de Tina Modotti, con poco más de 120 originales de la fotógrafa de origen italiano, o las 90 del artista jalisciense José María Lupercio, que captó los murales de la SEP.

En tanto, la de Julio Michaud es la colección más antigua; contiene albúminas, impresiones en papel sobre gelatina, que van de 1850 a 1870. A éstos, se agregan otros no menos destacados, como los de Juan Guzmán y Luis Márquez Romay.

El archivo tiene una “producción natural”, aquella realizada por el propio personal. Pero otra parte fundamental de sus adquisiciones son las donaciones de Salvador Toscano, Justino Fernández y Francisco de la Maza, y las diferentes adquisiciones.

Las miles de imágenes se organizan por colección y por tema: el patrimonio artístico mexicano dividido en arte novohispano, prehispánico, moderno y contemporáneo.

Resguardo del patrimonio

Este espacio universitario trabaja en dos grandes niveles: como archivo, con sus peculiaridades, como sistemas de catalogación, consistentes y acordes a lo requerido para organizar los materiales, y con cuidados concienzudos para la conservación.

Asimismo, funciona como centro de documentación, como una biblioteca de imágenes para los interesados en la historia del arte mexicano, aunque también posee algunas referentes al latinoamericano y mundial.

Es la instancia depositaria de un patrimonio de cientos de miles de imágenes cuya factura, contenido e historia, cuentan aspectos relevantes de la riqueza artística y arquitectónica de la nación, expuso.

La fototeca tiene dos años en sus nuevas instalaciones, lugar donde creció un 40 por ciento. Desde entonces tiene una bóveda con las mejores especificaciones; mantiene una temperatura de 15 grados y 35 por ciento de humedad relativa, que permite un índice de permanencia o la vida útil de una imagen por más de 100 años, o incluso hasta 130. “Es de las mejores de México”, refirió.

Por ello, una imagen resguardada en la bóveda o fondo reservado debe ser solicitada con, al menos, 24 horas de anticipación. Se requieren cartas institucionales, acreditaciones y un proyecto de investigación relacionado con las temáticas del archivo para su consulta.

Al respecto, Pedro Ángeles precisó que los usuarios de la fototeca son los interesados en estudiar el arte mexicano. No obstante, “siendo un instituto de investigación, la orientación y vocación es especializada, por lo general no se atiende a un público abierto”.

Cuenta con sala de juntas, áreas de consulta del fondo reservado y de atención a usuarios, además de los laboratorios de imagen digital, donde se elaboran las imágenes que pasan a los bancos de información.

La transición

La imagen fotográfica está dejando de ser analógica para convertirse en digital. Por ello, el Archivo del IIE trabaja en esa transición, explicó el coordinador.

El proceso es complejo. En el 2000, recordó, se inició el proyecto Imágenes del patrimonio artístico mexicano, con el objetivo de digitalizar 20 mil fotografías del archivo.

Se otorgaron recursos que se emplearon para definir parámetros y problemáticas en la digitalización, la organización y la administración. Además, “desde hace tiempo el archivo tiene uno de los primeros proyectos de automatización para la construcción de catálogos en bases de datos”.

De ese modo, en el principal concentrador ya se tiene casi el 60 por ciento de todas las colecciones catalogadas. Hoy continúa ese trabajo para aumentar el contenido que eventualmente estará en línea.

En tanto, una primera colección ya está disponible en la red, en colaboración con el Instituto Mora. Se trata del archivo Julio Michaud (afmt.esteticas.unam.mx/fototeca), cuyo modelo de catalogación e imagen se pretende para el resto de las colecciones, agregó. En ello se afinan aspectos para mostrar el acervo en línea, como derechos de autor, tecnología y desarrollo de tecnologías propias.

Por último, Ángeles Jiménez expuso que a últimas fechas los responsables de archivos fotográficos personales, como los de Manuel Álvarez Bravo o Armando Salas Portugal, han acudido al IIE para conocer la organización de los materiales y las medidas de conservación. También empresas como Ingenieros Civiles Asociados o instancias como la Fototeca de Zacatecas, han acudido a solicitar asesoría.

Con ello, además del núcleo de interesados en historia del arte, también se atienden otras necesidades de la sociedad mexicana relacionadas con la “pintura con luz”, que es la fotografía.

Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)

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