lunes, 17 de marzo de 2008

CON SOBREPESO U OBESIDAD, EL 50 POR CIENTO DE LOS MEXICANOS


  • La especialista de la Facultad de Medicina, Ileana Petra, agregó que otro cuatro por ciento tiene anorexia o bulimia
  • México es el segundo país con más gordos en el mundo, después de Estados Unidos, reveló
  • Dos millones de mexicanos bulímicos o anoréxicos

Los trastornos alimenticios se han convertido en un serio problema de salud pública en México, donde el 50 por ciento de la población padece sobrepeso u obesidad y otro cuatro por ciento anorexia o bulimia, afirmó la especialista del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Ileana Petra Micu.

Tras afirmar que constituye “el segundo país con más gordos en el mundo”, después de Estados Unidos, con porcentajes que llegan a rebasar a la mitad de la ciudadanía con índices de sobrepeso, y de éstos un 30 por ciento catalogado como obesos –más de 10 kilos arriba del peso ideal–, consideró que la sociedad enseña “a comer mucho”.

El alto consumo de grasas y carbohidratos, alertó, también provoca el aumento de casos de diabetes, entre otros padecimientos, como los cardiovasculares, lo que se suma al estilo de vida sedentario de las grandes ciudades y a las comodidades inherentes a la tecnología, que propician la inmovilidad física.

“El síndrome metabólico donde se incluye la diabetes, problemas cardiacos y tiroideos, de producción mayor de grasas malas, que se transforman en colesterol, llevan a los infartos o deficiencias circulatorias, y a la depresión”, explicó.

La especialista en trastornos de la alimentación, detalló que a diferencia de quienes en la adultez han adquirido mayor peso al correspondiente a su estatura y complexión, la mayoría de los casos de obesidad en el país comienzan en la infancia, cuando se confunde gordura con salud y se les enseña a comer con demasía a los menores, provocando una alta reproducción de células grasas que “es difícil deshacerse de ellas”.

“Las mamás ven al niño gordito y piensan que está sano, pero seguramente de grande será obeso”, y aclaró que si bien gran parte de la población sabe qué le nutre y qué sólo lo engorda, una cosa es la información y otra es saber alimentarse.

Además, expuso que nuestra sociedad nos lleva a “comprar en grande; la famosa industria de la alimentación implica hoy comer con platos cada vez más grandes, que nos hacen pensar que son de tamaño normal”.

Una moda suicida

Para Ileana Petra, quien trata casos de anorexia y bulimia desde el entorno psiquiátrico, como el de una joven de 18 años, de 1.68 metros de estatura y de 35 kilogramos de pesos, que sufría los dos trastornos de los cuales se recuperó con tratamiento, advirtió que estos padecimientos llevan a la muerte, porque la fragilidad de salud que ocasionan pueden provocar infartos, entre otros males.

De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la anorexia –alimentarse poco o casi nada– y la bulimia –comer compulsivamente para después vomitar lo consumido–, se han multiplicado en la última década, con alrededor de 20 mil casos anuales que afectan a más de dos millones de mexicanos, principalmente mujeres.

La moda es un factor decisivo en estas conductas alimenticias, expresó, donde ser esbelto se convierte en una obsesión. Señaló que la mayoría son mujeres, principalmente adolescentes, con un inicio prematuro de la enfermedad alrededor de los 10 años, pero que también puede presentarse en personas de 50 años.

Sin embargo, aseguró que además de los estándares de los cuerpos impuestos por la mercadotecnia, la genética cumple una función primordial para desarrollar anorexia o bulimia. “Encontramos que la mamá tuvo una temporada o un familiar cercano”, comentó.

Esos males, indicó Petra Micu, de convertirse en una patología y no en una etapa transitoria corta, deben ser tratados por un especialista, ya que, por ejemplo, el anoréxico, que comúnmente también pasa por la bulimia, ve una deformación no grata de su imagen corporal.

Se ven gordos aunque no lo estén, y dejan de comer o comienzan a vomitar en su afán de ser delgados y sus cuerpos no reciben las vitaminas, sales, minerales, proteínas, grasas y carbohidratos que necesitan para funcionar óptimamente. El que expulsa el alimento de manera constante, destruye el esófago con sus ácidos, que acaba con dientes y provoca ulceraciones bucales, entre otros, afirmó.

La educación es para la investigadora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la FM la principal arma para prevenir y atacar los trastornos alimenticios. Concluyó que desde el hogar y la escuela hay que inculcar la importancia de la buena alimentación para el desarrollo sano físico y mental.

Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)

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