· Indicó Catherine Menkes, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de
· Ochenta por ciento de ellos piensa que se deben casar por la iglesia, revela una encuesta sobre salud reproductiva de los adolescentes
· El mismo porcentaje respondió que deben llegar vírgenes al matrimonio
En México existen entre los jóvenes férreos tabúes sexuales y de género, pues 80 por ciento piensa que se debe casar por la iglesia, con lo que se demuestra que siguen siendo conservadores, aseguró Catherine Menkes, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de
Sobre si las mujeres debían llegar vírgenes al matrimonio, también 80 por ciento respondió que sí; esta ideología se refuerza de generación en generación al pasar de madres a hijas, debido a que sienten que serán reconocidas socialmente, así como protegidas y respetadas, agregó.
La información anterior es resultado de la investigación que sobre salud reproductiva de los adolescentes de escuelas públicas, realizaron especialistas del CRIM en Chiapas, Guanajuato, Guerrero, San Luis Potosí y Puebla, estados de alta o muy alta marginación.
Catherine Menkes precisó que el objetivo fue analizar si los jóvenes, alumnos de
El estudio duró alrededor de dos años. Se buscó apoyo de instituciones de cada estado para conseguir que los resultados se implementaran. En total, se encuestó a aproximadamente 32 mil estudiantes de ocho estados, pero para el análisis se basaron en los cinco mencionados, con 15 mil 488 interrogados.
Este ejercicio mostró que las mujeres están fuertemente convencidas de que deben ser pasivas sexualmente, no tener deseos, por lo que muchas veces, a pesar de tener relaciones sexuales, no se atreven a pedirle al varón la protección necesaria para no contraer enfermedades o quedar embarazadas. Otra cuestión que existe es que, sobre todo en los sectores pobres, las mujeres se valoran sólo como madres y esposas.
Lo anterior contrasta con la idea de género que tienen respecto a lo público, pues es elevada. “Si bien, en general, están en contra del aborto, cuando se les pregunta si la mujer y el hombre tienen que contribuir en los gastos y en las labores del hogar, ambos dicen que sí a las dos cosas”.
Por supuesto que entre la realidad y el deseo, afirmó Catherine Menkes, hay una gran brecha entre su idea de desarrollo personal y la que tienen sobre sexualidad. Esto demuestra que es un problema complejo.
Leopoldo Núñez Fernández, también del CRIM y participante del estudio, recalcó que “una cosa es lo que piensan y otra lo que viven. Lavar los trastes, por ejemplo, creen que ambos lo deben hacer, pero en la vida diaria lo realiza la mujer”.
Cada familia puede tener la moral que quiera, afirmó Catherine Menkes, y es importante respetar cualquiera que sea: pero se debe tener conciencia de que entre más sepan los adolescentes de educación sexual mejor se van a proteger.
Otros resultados señalan que el 21 por ciento de los hombres de
Es un hecho, destacó la experta, que a lo único que lleva una mejor educación en este campo es a una mayor protección, es decir, tener ideas más modernas y conocimiento no se relaciona estadísticamente con una adecuada conducta sexual.
Catherine Menkes resaltó que es importante estudiar la salud reproductiva de los jóvenes, porque este sector se ha duplicado en los últimos 30 años. Asimismo, hay un alto porcentaje de embarazo en adolescentes, el cual representa 14 por ciento de todos los nacimientos totales, y esta cifra no ha disminuido en la última década.
Dicho fenómeno, agregó, es un problema complejo que se relaciona en gran parte por las condiciones sociales y económicas de las mujeres: se da primordialmente en los estratos bajos y más bajos.
Ha crecido el número de casos de las infecciones de trasmisión sexual, las cuales desarrollan cuando son adultos jóvenes, pero que contrajeron durante la adolescencia. Otro dato más es que sólo 33 por ciento de las mujeres usaron un método anticonceptivo en la primera relación sexual.
Todo ello habla de que no hay cultura de la prevención entre ese sector de la población. Es grande la brecha entre el conocimiento de las opciones anticonceptivas en los adolescentes y que las usen.
Si se habla de estos recursos, consideró Núñez Fernández, se ha avanzado mucho en su conocimiento, particularmente del condón, pero no se usa tanto, especialmente por tabúes sexuales y cuestiones de género. Se le ve como símbolo de relaciones ocasionales, falta de confianza hacia la pareja y libertinaje sexual.
Catherine Menkes recalcó que encontraron confusión sobre ciertos métodos en cuanto a la función de prevención. Si bien 90 por ciento de los jóvenes había oído hablar del Sida, y ese mismo porcentaje sabía que el condón previene esa enfermedad, 50 por ciento también creía que los óvulos evitan infecciones de transmisión sexual, concluyó.
Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México (Boletín UNAM-DGCS-002)
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