jueves, 17 de enero de 2008

CREAN EN LA UNAM CÁMARA DE CONGELACIÓN, ÚTIL EN AERONÁUTICA Y ALIMENTACIÓN


  • Adrián Oskam, investigador del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada, dijo que es única en su tipo en México
  • Tiene un funcionamiento peculiar para enfriar que se basa en obtener el aire gélido de un refrigerador comercial, explicó
  • Mide 30 cm de largo, 15 de ancho y 20 de altura, y alcanza temperaturas de hasta 15 grados bajo cero, dijo

Integrantes del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA) de la UNAM desarrollaron una cámara de congelación, única en su tipo en México, que podría ser útil para las industrias aeronáutica y de alimentos.

Adrián Oskam, investigador de esa entidad con sede en Juriquilla, Querétaro, explicó que dicha herramienta, a diferencia de las convencionales, tiene un funcionamiento peculiar para enfriar que se basa en obtener el aire gélido de un refrigerador comercial. “La inversión es mínima para obtener el mejor resultado”.

Al no conseguirse en el mercado cámaras pequeñas para congelar muestras a fin de someterlas a pruebas mecánicas, se hizo un desarrollo tecnológico propio, que “podría transferirse a alguna empresa interesada en los rubros mencionados”, especificó.

La cámara mide 30 centímetros de largo, 15 de ancho y 20 de altura, y alcanza temperaturas de hasta 15 grados centígrados bajo cero. Por su sencillez, el tiempo de su construcción se redujo a unas semanas. Cuando se terminaron las pruebas requeridas se desarmó y el frigorífico volvió a su “estado normal”, añadió.

En ese ambiente, se colocan las muestras o dispositivos diminutos que deberán ser probados, apuntó. En este caso se experimenta con un recubrimiento proveniente de una pintura anti-adherente creada en el CFATA, cuyo objetivo es reducir significativamente la adhesión del hielo, ya que ésta es un grave problema para la aeronáutica pues no sólo incrementa el peso de la aeronave, sino que cambia los perfiles aerodinámicos de las alas reduciendo las fuerzas de sustentación.

Aviones comerciales grandes poseen sistemas de calentamiento en las alas para eliminar el hielo adherido, pero ello no sucede en los de tamaño pequeño.

Existen muchos sistemas severamente afectados por este fenómeno: compuertas, diques y antenas, entre otros. Por ello es de gran importancia desarrollar recubrimientos de baja adhesión al hielo.

También se puede usar en el manejo de alimentos congelados enlatados, agregó. La Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán ya ha solicitado un dispositivo para hacer pruebas similares, y se “está en pláticas para precisar sus requerimientos”.

Ello porque es posible fabricar una cámara de congelación de mayor tamaño y con sistemas de refrigeración específicos. En este caso se resolvió el problema con la mínima inversión y se logró el objetivo, aseveró.

Oskam relató que este aparato fue requerido para realizar pruebas mecánicas de compresión a temperaturas de diez grados centígrados bajo cero, gradiente estándar para los experimentos de adhesión del hielo sobre algún sustrato apropiado.

“Se propuso un diseño para jalar el aire frío del refrigerador hasta la cámara de congelación utilizando un pequeño ventilador de baja potencia que lo hace circular. El aire introducido en la cámara de análisis se regresa al frigorífico, es decir, se hace un ciclo continuo, reduciendo el tiempo de congelación y aumentando la eficiencia”, especificó.

Una vez que alcanzan la temperatura y el tiempo requeridos, se realizan medidas de compresión y tensión, detalló.

En el caso de las muestras con recubrimiento anti-hielo, se colocan en un pequeño recipiente con agua dentro de la cámara hasta que llega a los 12 o 15 grados centígrados bajo cero; después de 20 minutos se considera que hay congelación perfecta. Entonces, se corre la prueba por compresión, se empuja una barra a través del hielo y se mide el esfuerzo necesario para desprenderlo de la capa.

La cámara de congelación se hizo con materiales llamados “de mostrador”, es decir, no se diseñó un artefacto sofisticado, sino con base en elementos que se pueden comprar fácilmente en tiendas o ferreterías, indicó.

“No fue necesario invertir en máquinas especiales ni mucho menos. Me da orgullo que se pueda resolver este tipo de cuestiones sin invertir en equipos importados”, finalizó.

Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México

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