- Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz, en el Golfo de México, y Baja California Sur, Sinaloa y Oaxaca, en el Océano Pacífico, son los más impactados
- El profesor de la FFyL de la UNAM, Francisco Hernández Hernández, señaló que en estas entidades su presencia puede ser devastadora por las lluvias y vientos
- Habrá de 12 a 16 tormentas tropicales en el Atlántico, mientras que en el Pacífico se registrarán de 11 a 16, adelantó el investigador del CCA, Orlando Delgado Delgado
Este año se prevé que los estados más impactados por los huracanes serán: Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz, en el Golfo de México, y Baja California Sur, Sinaloa y Oaxaca, en el Océano Pacífico, afirmó el especialista en Meteorología Aplicada de la UNAM, Francisco Hernández Hernández.
Si bien, precisó, estos fenómenos hidrometeorológicos afectan a todos los estados costeros del país, es en estas entidades donde su presencia puede ser devastadora a causa de las lluvias abundantes y los fuertes vientos.
En ese sentido, el investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA), Orlando Delgado Delgado, señaló que la temporada de ciclones tropicales inicia en mayo y concluye en noviembre. Este año, adelantó, habrá de 12 a 16 tormentas tropicales en el Atlántico, mientras que en el Pacífico se registrarán de 11 a 16.
De ellas, se espera que se formen entre seis y nueve huracanes mayores en el primero, y de cinco a ocho en el segundo, destacó el especialista en pronóstico numérico.
Sin embargo, sólo un máximo de cinco ciclones tocarán las costas mexicanas. Se calcula que serán dos o tres en el Golfo de México y uno o dos en el Pacífico, detalló.
En 2008, puntualizó, la temporada será menos fuerte que la anterior debido a que se está bajo la influencia del fenómeno La Niña, que implica la presencia de temperaturas frías que, a su vez, inhiben la formación de huracanes.
Todas las costas mexicanas están expuestas a la presencia de ciclones tropicales y la proyección de pronósticos permite advertir, hasta con 72 horas de anticipación, la generación de estas actividades, agregó.
Esto, dijo, puede ser de gran utilidad para que entidades como Protección Civil, Petróleos Mexicanos, la Secretaría de Marina o la Comisión Federal de Electricidad, tomen las previsiones necesarias en torno a la salvaguarda de vidas y de la infraestructura.
A su vez, Hernández comentó que los desastres son cada vez mayores debido al aumento de asentamientos humanos en las costas, lo que hacen más vulnerables a un creciente número de personas.
Los huracanes, explicó, se forman en el mar, concretamente en las zonas donde hay corrientes cálidas y México posee dos, una en el Golfo de México y otra en el Pacífico, principalmente en las costas de Oaxaca y Guerrero.
Además, es de los pocos países del mundo que se ve perjudicado por los ciclones tropicales en ambos litorales. Sin embargo, refirió, la densidad de los huracanes en el segundo es mayor que la del Atlántico, sostuvo el especialista.
La fuerza de entrada de ciclones, refirió, es mayor en el Océano Pacífico. Por ejemplo, de 1921 a 1999 ingresaron en esta zona 214, un promedio de 2.7 anuales, en cambio, en el Atlántico llegaron 154 y promediaron 1.97 al año.
El viento y el agua fría frenan su trayectoria, por ello, aunque las ciudades de Los Ángeles, San Diego o San Francisco se encuentran ubicadas en el Pacífico, en ellos nunca se manifestará este fenómeno hidrometeorológico, mencionó.
De acuerdo con la Escala Saffir-Simpson, indicó, los ciclones tropicales se clasifican en cinco categorías dependiendo de la velocidad de los vientos, siendo la quinta la más desastrosa. Se asemeja en forma a la de un gran disco en rotación y el diámetro puede ser de hasta mil kilómetros, pero el ojo, donde se encuentra la mayor fuerza, ocupa 200 km.
Asimismo, acotó, están relacionados con el calentamiento global y el cambio climático, pues uno de sus efectos es el aumento de la temperatura del agua del mar.
En ese sentido, hay quienes consideran que si no se controla esta situación, en los próximos años aumentarán su densidad y alcanzarán una mayor potencia, concluyó.
Créditos: DGCS Universidad Nacional Autónoma de México (www.dgcs.unam.mx)
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