La Dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura y el Taller La Tortuga Dorada llevarán a cabo la presentación del libro “La presencia de Platero en la prosa castellana” del Mtro. Antonio Esparza Soriano el próximo día miércoles 18 de junio del presente a las 18:00 hrs. en el Auditorio de la Casa del Escritor (5 oriente # 201, Centro Histórico) los comentaristas serán: Billy Fresse, Eder Tabla, Juan Fernández, Roberto Martínez Garcilazo y el autor.
Según puede leerse en “Tiempo Universitario Gaceta Histórica de la BUAP, año 7, número 13”: Antonio Esparza Soriano (Aguascalientes 1921) obtuvo el primer lugar en 1941 en el Certamen Poético que convoca la Ciudad de Guanajuato, a nivel nacional, con motivo del aniversario de su fundación. El jurado fue integrado por Alfonso Reyes, Julio Jiménez Rueda, Salvador Novo y Xavier Villaurrutia. En 1945 junto a Juan Manuel Brito, Juan Porras Sánchez e Ignacio Ibarra Mazari promovió la fundación del grupo Cauce -al que se agrega poco tiempo después Gastón García Cantú- con el objetivo de renovar la cultura de Puebla. El esfuerzo de dicho grupo por renovar la cultura de Puebla no fue solo una propuesta audaz fue también una propuesta temeraria, tomando en cuenta las condiciones políticas y sociales que imperaban en la entidad en esa época.
En 1945 obtiene el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes en el que participan como jueces José Gorostiza, Gabriel Méndez Plancarte y Xavier Villaurrutia confirmándose como el mejor poeta de Puebla de esa época. De 1946 a 1948 incursionó en el periodismo, como jefe de redacción en El Sol de Puebla. Desde esa posición se da a la tarea de cuestionar acerbamente no sólo el autoritarismo del grupo en el poder sino también la miopía cultural e histórica de ciertos núcleos empresariales de Puebla, quienes por ese entonces se proponían destruir algunos de los principales edificios y joyas arquitectónicas de la capital del estado, en aras de imitar el modelo urbano de Estados Unidos. Así, logran –de consuno con el pintor Pablo Loreto y miembros del grupo Cauce- evitar la destrucción de la Casa del Deán, en cuyo interior se encontraban diversos murales renacentistas, únicos en su tipo en todo el país. Esto les ganó la animadversión y hostilidad de las “fuerzas vivas” de la entidad –sobretodo con los personajes más cercanos al avilacamachismo- a, quienes de por sí ya les parecía una audacia desmedida el intento de abrirle paso a un medio informativo que se propusiera hablar con la verdad, propiciando que tanto García Cantú como Esparza soriano renunciasen al periódico.
En 1957 fue nombrado director de la Biblioteca Lafragua.
A continuación reproducimos “La muerte de los ángeles” de Antonio Esparza Soriano:
Todos los ángeles han muerto...
vámonos a enterrar sus esqueletos
en la selva de lágrimas del viento
La noche es el gran cadáver único
sin órbitas y sin calcio en los huesos,
esperando a los hombres fabulosos
que lo lleven al cementerio.
No bastan los jardines de la primavera,
ni de todas las primaveras del universo,
para cubrir de rosas los sepulcros,
porque todos los ángeles han muerto.
Entre los labios de los niños
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