lunes, 9 de junio de 2008

NO SE CONTABILIZA DE FORMA ADECUADA, EL COSTO REAL DE LA PRODUCCIÓN DE HIDROCARBUROS

· Investigadores de la UNAM aseguraron que se necesita entre 25 y 39 por ciento más de recursos para sostener el ritmo de consumo de energía y materiales

· El integrante del CEIICH, Gian Carlo Delgado, dijo que no se ha evaluado la tala de árboles, la alteración al ambiente, la producción de lodos y el daño a los arrecifes y otros más

· Extraer un barril de petróleo hoy día representa diez veces más el costo energético que en 1950, dijo el académico de la Facultad de Economía, Américo Saldívar

El costo real del petróleo no ha sido calculado de forma adecuada, porque no se han evaluado los efectos que provoca al medio ambiente y a la salud, reconocieron los participantes del Segundo Coloquio Situación y Alternativas Energéticas 2008-2050, organizado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.

El investigador del CEIICH, Gian Carlo Delgado Ramos, aseguró que la estimación de producción de un barril de petróleo en un costo aproximado de cuatro dólares, es tramposa, porque es un precio que no considera cuestiones ambientales ni de salud.

Por ello, se ha empezado a tomar en cuenta una serie de factores como exploración, producción, extracción, procesamiento y quema del hidrocarburo, que hace que su precio se vuelva extremadamente caro.

En el auditorio del CEIICH, advirtió que en exploración, por ejemplo, no se ha contabilizado el costo de la tala de árboles, la alteración de los ecosistemas inmediatos a las zonas de excavación, ni por el movimiento de caravanas, equipo y maquinaria pesada. Se estima, que 40 por ciento de las perforaciones de prueba son fallidas. Además, muchos de los sistemas en donde está el recurso son prístinos, y los daños que se ocasionan en esos sitios tampoco se calculan.

Delgado Ramos agregó que en perforación y extracción de crudo tampoco se consideran los efectos de los explosivos, la producción de lodos, de agua de desecho ni los materiales radiactivos que se liberan con las excavaciones y la remoción de tierra, así como el perjuicio a los arrecifes de coral y demás.

El integrante del CEIICH aseveró que los indicadores más recientes, señalan que se necesita entre 25 y 39 por ciento más de recursos para sostener el actual ritmo de consumos de energía y materiales.

Por ello, en un contexto en el que se incrementa el consumo de energía de manera dramática y se pasa de miles de barriles a mediados de siglo XIX a 65 millones a finales del siglo pasado, se entra en una fase de caída de las reservas probadas de petróleo barato.

Gian Carlo Delgado informó que los países desarrollados consumen 21 veces más energía que las naciones menos industrializadas. Estos indicadores muestran una situación tensa, que es urgente resolver, porque los límites empiezan a imponer un cambio de paradigma energético.

Por su parte, el académico de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía (FE), Américo Saldívar Valdés, informó que extraer un barril de petróleo hoy día, representa diez veces más el costo energético que en 1950; por cada barril de petróleo que se usaba se extraían 50, y hoy es de uno a seis.

Por ello, consideró indispensable reducir los niveles de consumo, extracción y exportación de hidrocarburos; impulsar la eficiencia energética y la producción industrial, y aumentar el nivel de certeza entre reservas probadas y probables. Además, “ningún crecimiento o desarrollo tecnológico se justifica si no se orienta a la mejoría de los más necesitados”.

Se debe colocar en un lugar central de cualquier propuesta de reforma energética, temas como el cambio climático, el fin de los combustibles fósiles baratos, la contaminación de aire, agua y suelo por extracción, la refinación, distribución y consumo de petróleo, así como la defensa de los intereses de las futuras generaciones.

El economista universitario dijo que el tema de la reforma es tan delicado, complicado e importante, “que no se puede dejar en manos de los políticos”, porque la idea central es que el gobierno se siga apropiando íntegramente de la mal llamada renta petrolera de los nuevos descubrimientos, la exploración y explotación de hidrocarburos en aguas profundas del Golfo de México.

Con ello, recalcó, se busca mantener al menos la cuantía de los ingresos extraordinarios por esa explotación, que en los últimos años ha fluctuado entre 12 y 26 mil millones de dólares anuales. Esos recursos seguirían cubriendo sus necesidades para infraestructura, gasto corriente, fiscal y social, reparto a los estados y pago de deuda.

Por otro lado, insistió en que el uso casi indiscriminado de la energía fósil y de los recursos provenientes de la renta petrolera, ha afectado el tejido político y socioeconómico del país, se ha dependido tanto de ese recurso, que ha terminado por influir negativamente en los principales indicadores del desempeño económico, en términos de eficiencia, eficacia, rentabilidad y baja entropía.

Por último, el integrante del Instituto de Investigaciones Económicas, Rafael Borrayo López, sostuvo que hay problemas en la teoría y en la base empírica requerida, para elaborar modelos aplicables para el análisis económico ambiental.

Créditos: DGCS Universidad Nacional Autónoma de México (www.dgcs.unam.mx)

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