· En la primera etapa, la obra cruzará la Sierra de Guadalupe, dijo el integrante del Instituto de Ingeniería, Roberto Meli Piralla · El convenio que los universitarios tienen vigente, contempla la asesoría en la inspección y reparación del Emisor actual y la planeación de la obra de un segundo, que próximamente debe edificarse
· El especialista Ramón Domínguez Mora señaló que se trata de otro drenaje profundo, en cuyo proyecto ya se trabaja y, probablemente, comenzará a desarrollarse este mismo año
Investigadores del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM tomarán parte, con estudios, asesorías e implementación de técnicas, en la construcción del nuevo Emisor Oriente de la Ciudad de México, que podría comenzar a edificarse este mismo año, informaron científicos de esa entidad universitaria.
Desde hace varios años, en época de lluvias, la urbe se inunda porque el Emisor Central, actualmente principal conducto de salida del drenaje de la ciudad, resulta insuficiente por el número de habitantes.
De acuerdo con el coordinador de los estudios del II sobre la rehabilitación del drenaje profundo, Roberto Meli Piralla, en la primera etapa esta obra cruzaría una parte de la Sierra de Guadalupe, empezando en el Río de los Remedios y concluiría en el Estado de México. Gran parte del trayecto, de cerca de 60 kilómetros, atravesaría esa entidad federativa.
Una de las ventajas de este proyecto, dijo, es que el actual drenaje en funcionamiento, podría cerrarse para su total y adecuada reparación, en tanto que el nuevo operaría de manera alterna.
Los investigadores de la UNAM han intervenido desde el inicio en la operación y construcción del drenaje profundo, y consideran que, al tener dos emisores, la forma como se administra el sistema sufrirá modificaciones, por la construcción de compuertas de control.
Al hacer una comparación entre la población existente en 1975 con la de hoy, Meli indicó que es el doble, lo que implica que la cantidad de agua que se vierte al drenaje es mucho mayor. Para mitigar las inundaciones anuales es necesario construir un segundo Emisor similar al actual, capaz de incrementar la capacidad de desalojo.
El sistema de drenaje profundo actual consta de tres interceptores, de cinco metros de diámetro y una longitud aproximada de 100 kilómetros, y el Emisor Central de 6.5 metros de diámetro y una longitud de 50 km.
Éste se inauguró en 1975, cuando la población era de unos 10 millones, y tenía una capacidad de 170 metros cúbicos por segundos, que ha disminuido a unos 110 debido al deterioro y que ahora sirve a una población de unos 20 millones.
A su vez, el investigador del II, Ramón Domínguez Mora, quien ha estudiado el funcionamiento hidráulico del sistema del drenaje profundo, señaló que se trata de otro Emisor de desagüe subterráneo, en cuyo proyecto ya se trabaja y, probablemente, comenzará a desarrollarse este mismo año.
La primera etapa de construcción podría tomar dos años y concluir la obra entre cinco y seis. Aún no se tiene calculado a cuánto ascenderá el costo de reparación del drenaje actual, pues todavía se afina la proyección.
Para edificar el nuevo Emisor, tanto las autoridades del Distrito Federal como las del Fideicomiso 1928, conformado por el gobierno federal, el del Estado de México y el de la Ciudad de México, estiman erogar una cantidad que podría alcanzar los ocho mil millones de pesos, añadió.
Del mismo modo, precisó que el convenio que los investigadores del II tienen vigente, contempla la reparación del drenaje y la asesoría en la próxima obra del Emisor Oriente.
Se rehabilita el drenaje profundo
Roberto Meli y Ramón Domínguez coincidieron en que la revisión y reparación del actual drenaje profundo o Emisor Central es fundamental; si los estudios revelan que la capacidad no es suficiente, los canales superficiales no podrán resolver el problema porque, debido a los hundimientos, su capacidad es cada vez menor. Este Emisor es el principal encargado de desechar el agua de la Cuenca del Valle.
Así, desde 2007 se comenzaron a hacer análisis en las áreas de ingeniería hidráulica, ambiental, de mecánica de suelos y de estructuras, a fin de definir qué tipo de mediciones y monitoreos eran necesarios para llevar a cabo el diagnóstico y qué tipo de atención se requería.
Los expertos detallaron que la inspección y levantamientos la realizan dos empresas, y el II coadyuva con trabajos especializados.
Diversos estudios, realizados por especialistas de ese Instituto, han revelado que el Emisor no presenta daños que constituyan un riesgo de falla estructural o de un colapso en su capacidad hidráulica.
Los científicos advirtieron que el revestimiento muestra deterioro importante en el tramo inicial del túnel, así como en partes intermedias y en algunas lumbreras, lo que daña el espesor útil del revestimiento, pero no afecta más que una pequeña porción del grosor del concreto, que inicialmente era de 45 centímetros.
En este sentido, señalaron que las reparaciones más “urgentes” se hicieron ya en la época de estiaje, pero, harían falta otras etapas de rehabilitación que permitan recuperar la capacidad original del desalojo de aguas pluviales y, además, proporcionar al túnel una mayor durabilidad por los gases que se generan y posibilitar un funcionamiento óptimo a largo plazo.
Según Roberto Meli, tienen contemplado un muestreo final para determinar la capa protectora del concreto nuevo, que se prevé tenga una duración de 30 años, concluyó.
Créditos: DGCS Universidad Nacional Autónoma de México (www.dgcs.unam.mx)
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