- La profesora emérita de la FE de la UNAM, Ifigenia Martínez, señaló que se debe demandar a las autoridades que expliquen por qué se han centrado en la renta del petróleo
- Hay que oponerse activamente a esa iniciativa desnacionalizadora y a la entrega de la riqueza del país, dijo el especialista del CEIICH, Víctor Flores Olea
- Participaron, junto con el ex secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, en el Segundo Simposio Sector energético: diagnóstico y perspectivas
La reciente iniciativa de reforma energética es inaceptable y, por ello, se debe demandar a las autoridades que expliquen por qué se han centrado en la renta del petróleo, señaló la profesora emérita de la Facultad de Economía de la UNAM, Ifigenia Martínez.
Mientras ello no suceda, añadió, no se podrá continuar con el proceso legislativo. Posteriormente tendría que elaborarse un proyecto alterno que contenga las dos salidas posibles: racionalizar el gasto público y encontrar nuevas fuentes de financiamiento sanas.
Al intervenir en la mesa Bosquejo de la situación política y perspectivas, del Segundo Simposio Sector energético: diagnóstico y perspectivas, organizado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), Ifigenia Martínez indicó que se debe estar bien informado, técnica y objetivamente, y difundir esos datos.
Por su parte, el especialista del CEIICH, Víctor Flores Olea, destacó que la propuesta de modificación legislativa responde a los designios de Estados Unidos. Pero el hecho de que así sea, no significa que indefectiblemente se realice.
Es un proyecto de subordinación para México. De ahí que se debe evitar que pase. Por ello, distintos sectores hacen conciencia sobre las consecuencias de aprobarla, porque constituye un despojo, enfatizó.
Quienes buscaban suscribirla pensaban en un fast track o “vía rápida”, de 48 a 72 horas, no obstante, se frustró esa intención, puntualizó.
En la actualidad, se vive un momento crucial de la historia, insistió. Por eso hay que oponerse activamente a esa iniciativa desnacionalizadora, a la entrega de la riqueza del país, fundamento imprescindible para lograr el desarrollo que siempre se ha querido: con justicia, equilibrio y en beneficio de la mayor parte de los ciudadanos.
A su vez, el ex secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, quien forma parte del Movimiento en Defensa del Petróleo que promueve el Frente Amplio Progresista (FAP), expresó que el contenido de la llamada reforma energética no es un proyecto mexicano, sino externo, que se ha ido construyendo en los últimos años, y lo han asumido los gobiernos locales.
Tan es así, dijo, que en The Economist apareció un artículo a finales del año pasado, donde se consigna que habría inversión privada en el sector petrolero de México, a través de las leyes secundarias, como sucedió con la industria eléctrica. En el último número se asegura que la propuesta es ligera y tibia, pero que no se puede cambiar de la noche a la mañana.
La cuestión, añadió Bartlett, es que la función de PEMEX, descrita en la iniciativa, ya no es estar al servicio de la patria, sino producir más a fin de aumentar la renta petrolera, expresó en el auditorio del CEIICH.
El punto central, entonces, es producir información de primera categoría y seguir trabajando todos los días en contra de ese tipo de iniciativas, en los centros de investigación y las universidades. Para luego construir un debate nacional, afirmó.
Por último, el experto de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, Rafael Decelis, precisó que la iniciativa no es para una reforma energética, sino de PEMEX. Para hacer la primera, se requiere un programa nacional que no existe a la fecha.
Discutir una transformación como la han presentado es ilógico, y, por tanto, se debe rechazar. Exportar petróleo crudo gastando cien millones de dólares para empezar a sacarlo dentro de 10 años carece de sentido, concluyó.
Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)
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