lunes, 19 de mayo de 2008

FUNDAMENTALES PARA EL PAÍS, LOS SERVICIOS AMBIENTALES



· A través de ellos se obtiene agua, regulación de la temperatura y disminución del cambio climático, dijo la coordinadora del PUMA de la UNAM, Irma Rosas

· Este concepto debe usarse en la toma de decisiones relativas a las superficies a preservar y las que se destinan a la agricultura, la industria o la urbanización, afirmó

· El Programa ProÁrbol, en donde participa la Universidad, otorga estímulos a las comunidades para que no modifiquen los suelos y los mantengan para bosques y selvas, detalló

Los servicios hidrológicos, de captura de carbono y de conservación de la diversidad, entre otros, considerados ambientales –que se producen en ecosistemas como bosques y selvas conservables–, son fundamentales para la obtención de agua, la regulación de la temperatura y la disminución del cambio climático, dijo la coordinadora del Programa Universitario del Medio Ambiente (PUMA) de la UNAM, Irma Rosas.

El concepto de servicios ambientales debe usarse en la toma de decisiones relativas a las superficies a preservar y las que se destinan a la agricultura, la industria o la urbanización, es decir, para determinar el uso de suelo, expuso la también integrante del Comité Consultivo del Programa ProÁrbol, de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).

Por ejemplo, mencionó la experta, se espera que la lluvia se infiltre para la recarga de acuíferos, pero si se sella el suelo, como ocurre en las zonas urbanas, se altera el ciclo hidrológico.

En el país, advirtió, la inmensa mayoría de los bosques y las selvas pertenecen a ejidos, comunidades o pequeños propietarios, que disponen de los espacios y pueden cambiar el uso del suelo para la agricultura u otras actividades.

Así surgió el Programa ProÁrbol, de la CONAFOR, que consiste en otorgar estímulos económicos a los dueños para que no modifiquen el destino de esas superficies, sino que lo mantengan para bosques y selvas.

Para conceder los apoyos, aclaró Rosas, se evalúan los servicios ambientales que presta cada extensión: hidrológico, de captura de carbono, si conserva la biodiversidad, si es de eficiencia fotosintética o si es un sistema agroforestal con cultivo bajo sombra, como el cultivo de café en el bosque. Asimismo, se fomenta la regeneración natural de los ecosistemas afectados por fenómenos naturales, como los huracanes.

Hasta el momento, los recursos destinados a esta labor suman un total de mil 265 millones de pesos, obtenidos del Banco Mundial, del Global Enviromental Facility y del gobierno mexicano. De ellos, se han invertido mil 121 millones de pesos, que protegen a 662 mil 926 hectáreas, que representan el 10 por ciento del total de bosques y selvas mexicanos, informó.

ProÁrbol consiste en un subsidio que se otorga durante cinco años a los ejidatarios, comunidades o pequeños propietarios. Luego de ese lapso, ellos deberán contar con un plan de manejo y ser productivos y autosuficientes.

Para ello, tienen la asesoría de la propia CONAFOR y de organizaciones no gubernamentales. A finales de este año o principios del entrante, se hará la evaluación de los primeros apoyos entregados en el Programa, que dio inicio en 2003.

En este marco, resaltó, la UNAM –a través de la titular del PUMA–, forma parte del Comité Consultivo de esta iniciativa, que ha establecido reglas sobre cómo determinar el valor del terreno, cuánto se le debe pagar a la gente o cómo dar seguimiento a los resultados. “También se ha trabajado con el Instituto Nacional de Ecología en la elaboración de mapas”. Asimismo, coordina el Comité de Captura de Carbono, donde se tiene la meta de disminuir la tasa de deforestación.

Dos palabras clave para México son la planeación y la organización, y eso es lo que se les enseña a las comunidades, “a poner en papel sus expectativas, a hacer planes estratégicos, a ser más eficientes, a diversificar sus actividades y a conservar el ambiente”, refirió.

Por ahora, explicó Rosas, se ha dado prioridad a las zonas marginadas del país, como Oaxaca y Guerrero. No obstante, en el futuro será necesario hacerlo con base en la importancia de cada bosque, selva o cualquier otro ecosistema. “Hasta ahora se ha querido darle aliento a la disminución de la pobreza y la marginación”, indicó.

Estos primeros años, reconoció, han sido de aprendizaje. Con la evaluación se hará notar lo que es necesario mejorar y lo que no se debe hacer. De ese modo, se seguirá contando con el apoyo internacional en beneficio de otros propietarios y del país.

Mientras tanto, finalizó, el país ya obtuvo ganancias; una de las principales es contar con los inventarios exactos de esta riqueza biológica. Mientras no se supiera cuáles son los recursos naturales, no se les podía proteger. Ahora se conoce donde están, cuántos son, los mapas de clima, las zonas marginadas, y todo ello lleva a tomar decisiones adecuadas.

Créditos: DGCS Universidad Nacional Autónoma de México (www.dgcs.unam.mx)

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