sábado, 8 de septiembre de 2007

ES CLARA LA DESVENTAJA DE MÉXICO ANTE LA APERTURA DEL MERCADO AGROPECUARIO


  • Afirmó Argelia Salinas Ontiveros, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM
  • El campo mexicano competirá contra todo el mundo, y quedarán a la libre oferta y demanda productos básicos sensibles para la alimentación, como el maíz, dijo
  • Dichas mercancías tenderán a encarecerse; habrá un mayor desempleo, sobre todo en la población rural, y se pondrán en peligro los recursos naturales, advirtió

De clara desventaja es la perspectiva de México ante la apertura total de su mercado agropecuario a partir del próximo año, de acuerdo con lo establecido en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sobre todo por el alto costo con que se producen sus bienes agrícolas, señaló Argelia Salinas Ontiveros, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.

Con ello, explicó en entrevista por el Día de la Agricultura –que se celebra el 9 de septiembre–, el campo mexicano competirá contra todo el mundo, aunque particularmente con Estados Unidos, y quedarán a la libre oferta y demanda productos básicos sensibles para la alimentación, como el maíz.

En consecuencia, dichas mercancías –así como sus derivados– tenderán a encarecerse, porque no se han destinado los suficientes recursos financieros para elaborarlas en forma suficiente y a bajo costo, alertó.

También provocarán un mayor desempleo, sobre todo en la población rural, donde de por sí no hay suficiente trabajo; además de poner en peligro los recursos naturales, porque numerosas empresas están interesadas en que se les den todas las facilidades para utilizarlos y se pueden apropiar de ellos, fundamentalmente los agrícolas y el agua, indicó.

México es un país megadiverso, pero si no se tiene el cuidado necesario respecto a la legislación que permite su uso, se corre el riesgo de que productos nacionales sean patentados por gente de otras latitudes, agregó Salinas Ontiveros.

Asimismo, dijo, habrá una mayor participación de transnacionales, las cuales son poderosas y no sólo venderán alimentos procesados, sino también los de la extracción del patrimonio forestal e hídrico.

Lo anterior quiere decir que se está en clara inferioridad frente a Estados Unidos y Canadá, la cual se traducirá en un deterioro de la calidad de vida, sobre todo de los sectores con menores ingresos. En el país las familias en esa condición, que es la mayoría, destinan más de 85 por ciento de su gasto total en alimentos, reveló.

Si se considera que el empleo no ha crecido, sino al contrario, y que tampoco los salarios aumentan, entonces se tiene un panorama delicado, advirtió. El sector agropecuario es importante –para la obtención de comestibles, principalmente para los habitantes mexicanos–, así como la generación de ingresos mediante las exportaciones.

De ahí, comentó la investigadora del IIEc, que el campo requiera una modificación sustancial de sus políticas en investigación y desarrollo, y con orientación al incremento de los recursos financieros destinados al mismo. Debe privilegiarse el mercado interno, es decir, establecer claramente qué alimentos producir y cómo hacerlo.

Lo grave es que la preocupación no se centra en el interés de las mayorías, sino en las áreas que están de moda internacionalmente, por ejemplo, para inducir la producción de biocombustibles a partir del maíz, refirió.

El último Informe de Gobierno da cuenta del saldo negativo en el dinero destinado al sector: cayó prácticamente en 50 por ciento en 12 meses, y con la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, realizada en 1994, un año después el gasto agropecuario fue de 7.1 y en el 2005 de 3.1 por ciento, detalló.

Ciertamente no es un problema nuevo, apuntó, pues desde los años 80 esta esfera se ha visto realmente abandonada, en términos de los apoyos por parte de las políticas estatales, sentenció Argelia Salinas. No obstante, la academia se ha preocupado por esta situación y ha hecho propuestas, pero no se les ha tomado en cuenta.

Por ello, hizo un llamado a la sensibilidad de todas las instituciones gubernamentales que tienen que ver con la producción y abasto de alimentos, para que pongan su atención sobre todo en las comunidades indígenas, que serán totalmente devastadas y que llevarían a graves conflictos, los cuales se pueden evitar si se opta por políticas más equitativas y racionales desde el punto de vista social y ambiental, concluyó.

Tomado de: UNAM

Visita:

No hay comentarios: