jueves, 30 de agosto de 2007

DESCUBREN EN LA UNAM UN NUEVO MECANISMO COMUNICANTE ENTRE LOS SISTEMAS NERVIOSO E INMUNE


  • El hallazgo fue efectuado por María Guadalupe Reyes García, de la Facultad de Química
  • Abre la posibilidad de obtener nuevos procedimientos terapéuticos para enfermedades inflamatorias crónicas como artritis reumatoide y arteriosclerosis
  • Prueba que el sistema nervioso controla las reacciones inflamatorias de los macrófagos, lo mismo cuando se defienden contra infecciones como cuando propician enfermedades degenerativas
  • La investigación fue recientemente publicada en el Journal of Neuroimmunology

Académicos de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM descubrieron un nuevo mecanismo de comunicación entre los sistemas nervioso e inmune, lo cual abre la posibilidad de utilizar nuevos fármacos para el tratamiento de padecimientos inflamatorios crónicos como la artritis reumatoide y la arteriosclerosis.

María Guadalupe Reyes García, del Laboratorio de Inmunología del Departamento de Biología de la FQ, identificó un nuevo receptor de membrana entre todos los que el sistema inmune utiliza para recibir los mensajes del cerebro.

La científica aclaró que no es posible pensar que el cuerpo sea un conjunto de entidades independientes. Se pensaba “que se tiene un sistema nervioso que permite relacionarnos con el medio externo y reaccionar ante él; un sistema hormonal que controla el sueño, el crecimiento o la reproducción, y un sistema inmune, que nos protege contra patógenos, como si estuvieran separados”.

Lo cierto es que todas esas funciones se interrelacionan y para hacerlo necesitan comunicarse como los humanos: mediante la emisión de señales que son recibidas y quien las acepta genera una respuesta. Dicho proceso es bidireccional y se da mediante diferentes moléculas que actúan como “palabras”. Pero éstas no llegan a cualquier receptor o célula, sino sólo a algunos específicos, detalló.

Algunas de ellas, como el ácido gamma aminobutírico (GABA), parecían ser exclusivas de la comunicación entre células del sistema nervioso. El trabajo de doctorado de Reyes García revela que los macrófagos del sistema inmune también pueden recibir mensajes del sistema nervioso a través del GABA.

Bajo la dirección de Fernando García Tamayo –con apoyo de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico y la colaboración de académicos de las facultades de Medicina y de Estudios Superiores Zaragoza– demostró que ese receptor de las neuronas del sistema nervioso también se encuentra en macrófagos.

Por lo general, los macrófagos son responsables de las reacciones inflamatorias de defensa, pero en algunos casos quedan sin dominio y provocan enfermedades crónico-degenerativas, como la artritis. Por ello, el control que ejerce el cerebro sobre la inflamación es importante. El problema es que los resultados no siempre son satisfactorios. Cada vez que la mente se encuentra desordenada o alterada se puede perder la capacidad de balancear las repuestas pro-inflamatorias del macrófago, puntualizó.

La investigación realizada en la FQ y recién publicada en el Journal of Neuroimmunology, reporta que los macrófagos del sistema inmune del ratón tienen receptores tipo-A para el neurotransmisor GABA, cuya actividad más importante había sido hasta ahora inhibir el trabajo de las neuronas del sistema nervioso, refirió.

Este receptor, localizado en la membrana de las neuronas, es un cilindro constituido por cinco subunidades que forman un poro, mediante el cual se controla el flujo de iones cloro hacia su interior, y esto las inhibe, explicó. La universitaria descubrió que los macrófagos también lo tienen y lo emplean como freno para reducir sus respuestas inflamatorias, porque al estimularlos con GABA se les reduce la capacidad para producir unas moléculas conocidas como interleucinas pro inflamatorias, mientras que al disminuirlos obtenía el efecto contrario.

Anteriormente, el receptor para GABA solo tenía importancia para neurólogos y psiquiatras. Este receptor se sobreestimula con benzodiacepinas, anestésicos, barbitúricos, neuroesteroides y hasta con el alcohol consumido en eventos sociales. Las sustancias mencionadas, que son capaces de atenuar la conducta, la conciencia o los movimientos involuntarios, probablemente también pueden “tranquilizar” a los macrófagos que están dentro y fuera del cerebro.

Eso puede ser malo cuando el cuerpo se defiende contra una infección y entonces lo que hace falta es estimular su trabajo, aclaró. Pero puede ser una buena noticia cuando hay una enfermedad inflamatoria crónica causada por macrófagos demasiado excitados que necesitan ser deprimidos.

Explicó que cada vez es más frecuente encontrar enfermos que tienen hiperactivas sus defensas porque, sin estar infectados, sus macrófagos trabajan más de la cuenta o producen cantidades excesivas de moléculas pro-inflamatorias. En ellos el GABA podría ser una alternativa terapéutica.

En el trabajo de Reyes García se ha descubierto, además, un mecanismo de auto-control que no había sido descrito en estas células. Cuando los macrófagos están excitados y provocan inflamaciones, aumentan sus receptores de membrana para GABA y, así, ellas mismas le proporcionan al sistema nervioso más oportunidades de inhibirlas. Su manipulación tiene un potencial farmacológico a explorar, finalizó.

Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México

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