· La temperatura del mar en algunas zonas permite desalarla a bajo costo, explicó el especialista del Instituto de Ingeniería, Gerardo Hiriart Le Bert
· Proponen la instalación de una Planta Multiefecto de Baja Energía, en la península de Baja California, para tratar agua marina
Transformar el agua salada en dulce, aprovechando las altas temperaturas del líquido marino que se presentan en algunos puntos de las costas de la península de Baja California, es posible gracias al megaproyecto Desalación de agua de mar con energías renovables, desarrollado en la UNAM.
Este plan científico, uno de los cinco que integran el Programa Investigación Multidisciplinaria: Proyectos Universitarios de Liderazgo y Superación Académica (IMPULSA), está en periodo de análisis con la participación de la empresa Swecomex, del Grupo Carso.
En Guadalajara, Jalisco, los ingenieros de esta casa de estudios examinan este novedoso esquema denominado Low Energy Med, para la posible instalación de una Planta Multiefecto de Baja Energía en Baja California Sur.
Esta planta utilizaría la temperatura del mar para desalar volúmenes oceánicos con mínimo consumo de combustible, lo que traería importantes beneficios económicos.
El investigador del Instituto de Ingeniería (II), Isaías Hernández Carrillo, se encargó de analizar los alcances del proyecto con la industria; por ello, en la presentación que se hará el 28 de agosto a Swecomex, se incluirá información concerniente al diseño preliminar, la evaluación económica y propuesta de materiales, entre otros elementos que perfilen el costo total a fin de establecer un acuerdo.
Por su parte, el coordinador del proyecto, también de la misma entidad, Gerardo Hiriart Le Bert, explicó que al desalar con una pequeña instalación geotérmica de ciclo binario y 120 toneladas por hora del agua caliente marina, se podría generar un megawatt de electricidad; con esa energía, una desaladora de ósmosis inversa es capaz de producir hasta cinco mil metros cúbicos de líquido dulce al día. La ventaja es que su funcionamiento sería continuo, pues es independiente de las condiciones climáticas y la hora.
El proceso sería posible, aseguró, porque al ser un recurso natural es prácticamente gratuito, a diferencia de los métodos tradicionales donde se utiliza el vapor de la caldera, como es el caso de la planta de Manzanillo, Colima, que aunque busca el mismo objetivo, consume más combustible y, en consecuencia, el costo es mayor.
A su vez, la académica del Instituto de Geología, Ruth Esther Villanueva Estrada, señaló que han realizado investigaciones para detectar zonas con las características apropiadas para instalar la planta en Ensenada, Baja California, así como en Bahía Concepción y Los Cabos, en Baja California Sur, entre otros lugares.
“Se busca que sea un sistema de alta temperatura, y aunque no son tan elevadas, se han hecho cálculos y se ha obtenido hasta cinco megawatts de potencia, suficientes para la operación”, comentó.
Empresas como Swecomex, al tener experiencia en equipos de proceso, plataformas marinas e intercambiadores de calor (tubería para conducción), se han interesado en operar en la UNAM la desaladora de agua propuesta en el programa universitario IMPULSA.
La ventaja económica, concluyó Hiriart, no es el único factor que beneficia a este proyecto, también se requiere potabilizar el líquido marino, pues los estados del norte ya no cuentan con agua dulce, y la demanda continúa por la actividad turística, entre otros factores.
Créditos: DGCS Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)
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