· El Ecovía funcionará con hidrógeno, celdas de combustible y energía eléctrica
· Busca apoyar algunos servicios que ofrece la Universidad a su comunidad y visitantes, como vigilancia, auxilio vial y médico, transporte y distribución
· Participa un grupo de estudiantes y profesionales de diseño Industrial y Gráfico, de las ingenierías Mecatrónica, Mecánica y Electrónica, además de Administración
En tres meses, en la UNAM estará listo el prototipo del primer vehículo compacto híbrido mexicano, el Ecovía, que funcionará con hidrógeno, celdas de combustible y energía eléctrica.
Forma parte del macroproyecto La Ciudad Universitaria y la Energía, que depende del Posgrado en Diseño Industrial, con sede en la Facultad de Arquitectura, enmarcado en el Programa Transdisciplinario en Investigación y Desarrollo para Facultades y Escuelas.
“El Ecovía es un concepto de automóvil estrechamente relacionado con el contexto universitario. No es sólo una integración técnica que puede rodar, sino también un vehículo que podrá resolver necesidades de usuarios específicos”, comentó el coordinador del Posgrado en Diseño Industrial y director de esta iniciativa, Óscar Salinas Flores.
Este vehículo ecológico y multifuncional está pensado para apoyar algunos servicios que ofrece la UNAM a su comunidad y visitantes, como vigilancia, auxilio vial y médico, transporte de personas y distribución de paquetería y correo.
Ésta es la primera universidad pública del país que cubrirá totalmente los costos de un proyecto de este tipo. En él participa un grupo de estudiantes y profesionales de diseño Industrial y Gráfico, de las ingenierías Mecatrónica, Mecánica y Electrónica, además de Administración.
Compacto, ágil, con un desplazamiento fácil dentro de CU, el Ecovía es un 2 más 1: en la parte delantera puede transportar dos pasajeros; y en la posterior, diferentes accesorios. En vez de llenarse con gasolina, los dos tanques se cargan con hidrógeno que, al entrar en contacto con las celdas de combustible, genera la energía eléctrica con que trabaja el motor.
“Este vehículo tiene otra ventaja –apuntó el coordinador y jefe de Diseño del proyecto Ecovía, Gerardo Arzate Pérez–: cuando no está en movimiento, la energía generada en las celdas de combustible se almacena en una batería para que pueda usarse posteriormente”. Cuando los tanques no contengan hidrógeno, ese aditamento podrá conectarse a una toma de corriente para recargarse.
El prototipo –que requirió de dos años de trabajo para su obtención– no generará ruido, ni emitirá bióxido ni monóxido de carbono, ni ningún otro tipo de contaminante. Por el escape sólo saldrá vapor de agua y calor. De esta manera, la UNAM hace una aportación importante para combatir el cambio climático.
Asimismo, integra desarrollos propios: la carrocería y la estructura fueron hechas totalmente en la Universidad Nacional, y componentes importados: los tanques provienen de Inglaterra; la batería, de China; las celdas de combustible, de Estados Unidos, y los asientos, de Italia.
Se desarrollan las celdas de combustible en el Centro de Investigación en Energía, a fin de alcanzar mayor capacidad, y lo mismo sucede con la batería y el motor. Así podrá reducirse muchísimo el costo del siguiente prototipo, resaltó Salinas Flores.
El diseño del Ecovía es una abstracción delicada de la figura de un puma, el símbolo de la UNAM. Los ojos del felino inspiraron los faros del frente; la parte posterior del cráneo y la cola del animal, la parte trasera del vehículo, y la imagen más agresiva de una secuencia de un ejemplar en salto, los laterales, comentó Arzate Pérez.
“India ya fabrica un carrito extraordinario que, si bien fue diseñado específicamente para su población, se venderá en todo el mundo. China hace algo similar”. En este sentido, el Ecovía es un vehículo con personalidad y presencia para competir a nivel internacional”, puntualizó Salinas.
“Hay quien cree que hubiera sido mejor comprar un modelo y ponerlo a funcionar. Urge cambiar de mentalidad. Si se piensa así, se seguirá dependiendo del exterior. Es necesario diseñar y crear transportes mexicanos, y para ello hay que inyectar recursos a proyectos como Ecovía”, señaló.
El financiamiento suma cuatro millones de pesos, lo que representa un esfuerzo enorme para una universidad pública como la UNAM; pero si esa cantidad se compara con la de proyectos similares de otras partes del mundo, es la décima parte. “Se trata de una inversión; no de un gasto”, afirmó el especialista.
Esta casa de estudios posee 150 vehículos de vigilancia. Al respecto, Arzate refirió que si todos fueran sustituidos por el Ecovía, no se tendría que comprar autos a las transnacionales automotrices, pues se podría solucionar el problema de consumo interno de vehículos y México tendría la flotilla de hidrógeno más grande del mundo.
Para determinar la utilidad de este vehículo ecológico y el perfil de los posibles usuarios, a 60 choferes, vigilantes, paramédicos y repartidores de la UNAM se les aplicó un estudio antropométrico en el Laboratorio de Ergonomía del Posgrado en Diseño Industrial.
Si la parte trasera se usase como cajuela, serviría para vigilancia o de transporte de personal; si se le agregara una camilla, de auxilio médico, y si llevase un remolque, de distribución de paquetería y correo.
Este auto mide de largo de 3.40 a 3.50 metros; tiene 1.50 m de altura y 1.40 m de ancho; puede alcanzar 80 kilómetros por hora, tiene 300 km de autonomía con dos tanques de hidrógeno, y 70 km con la batería cargada.
Créditos: DGCS Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)
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