EL ACOSO LABORAL PROVOCA DESDE ENFERMEDADES HASTA LA MUERTE
- Según la OIT, uno de cada 10 empleados padece hostigamiento en su centro de trabajo
- Especialistas organizaron una mesa redonda en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM para analizar este fenómeno
- Aún no está tipificado como delito; pero en casos extremos adopta tintes criminales
El acoso es un fenómeno presente en todos los ámbitos y, sobre todo en el público, que se ejerce de diversas maneras y puede desencadenar enfermedades graves e incluso provocar la muerte, aseguró la técnico-académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, Martha Sánchez Miguel.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), uno de cada 10 empleados es víctima de hostigamiento, y de cada 100 vejados, 75 son mujeres. En promedio, los afectados tienen entre 35 y 40 años de edad, detalló.
El acoso –continuó– opera a través de la violencia, cuando un individuo es aislado intencionalmente de su entorno por medio de difamaciones, amenazas, acusaciones verbales o cuando recibe un trato inmerecido.
En la mesa redonda Acoso en el trabajo, realizada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), también participaron Dolores Muñozcano Skidmore y María Guadalupe Cortés Altamirano, del Centro de Estudios Sociológicos de la FCPyS; Teresa Ambrosio Morales, del IIJ; Dolores Unzueta, de la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo del Gobierno del Distrito Federal, y Viridiana Martínez, estudiante de sociología.
La criminóloga y victimóloga Teresa Ambrosio Morales analizó el perfil de los acosadores, y señaló que generalmente son individuos envidiosos, egoístas y carentes de empatía; fantasean acerca de que sin ellos el centro laboral no funciona; crean intrigas; utilizan a los compañeros para acceder a sus víctimas, y en ocasiones, fingen comprensión de los sentimientos ajenos.
La violencia laboral tiene repercusiones en la salud, que pueden traducirse en enfermedades, miedos acentuados y continuos, un sentimiento constante de amenaza y ansiedad generalizada con somatizaciones múltiples.
En 2006, indicó, se lanzó una propuesta en la Cámara de Diputados para sancionar esta conducta, pero aún no hay avances. Al no estar tipificado como delito, denunciar este tipo de actividades significa el sometimiento de la víctima a un sinnúmero de pruebas que nunca apuntan al verdadero culpable.
Por su parte, Dolores Unzueta refirió que el detonante del fenómeno puede ser el rechazo hacia una diferencia y sus manifestaciones frecuentemente rayan en la discriminación, como el propiciar molestias constantes al individuo hasta obligarlo a renunciar, esparcir rumores o incluso a aislar socialmente al afectado.
En su intervención, la funcionaria del GDF comentó que dentro de la clasificación de la OIT, se consideran agresiones ofender verbalmente, no transmitir información necesaria o no devolver llamadas telefónicas.
Por su parte, María Guadalupe Cortés expresó que el mundo aún es un espacio eminentemente masculino y que las mujeres son discriminadas en prácticamente todos los campos; sin embargo, esta situación podría ser revertida con pocas acciones, pero si se aplican de manera efectiva.
Créditos de la nota: Dirección General de Comunicación Social de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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