- El proyecto prevé colocar un telescopio en la Estación Espacial Internacional para analizar los rayos cósmicos ultraenergéticos que entran en la atmósfera terrestre
- En el Instituto de Ciencias Nucleares se realizarán las pruebas de algunos de los dispositivos desarrollados
- Se trata de un esfuerzo de la Universidad Nacional por mantenerse a la vanguardia en el campo de la astrofísica de partículas, afirmó el investigador Gustavo Medina Tanco
La Universidad Nacional colabora en la misión Módulo Experimental Japonés-Observatorio Espacial del Universo Extremo (JEM-EUSO, por sus siglas en inglés), que instalará un telescopio en la Estación Espacial Internacional (EEI) para analizar los rayos cósmicos ultraenergéticos que entran en la atmósfera terrestre.
Así lo informó Gustavo Medina Tanco, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, quien destacó que el proyecto incluye a más de 160 científicos de 55 instituciones pertenecientes a 12 países. “Será el primer observatorio en su tipo y abrirá una nueva era en la astrofísica de altas energías y superará en dos órdenes de magnitud la exposición de sus antecesores en la superficie terrestre”, subrayó.
Actualmente, la UNAM, junto con el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, participan en el Observatorio Pierre Auger, que estudia, desde la Tierra, la radiación cósmica de las más altas energías. No hay otro experimento similar en el mundo, explicó el científico.
“Así como se ha realizado este esfuerzo para estar a la vanguardia en investigación astrofísica de partículas, se pretende mantener esa posición en el futuro; por ello, se desarrolla lo que será la nueva generación de detectores en el área. En el Instituto de Ciencias Nucleares, se caracterizarán algunos componentes del telescopio que se enviarán a la EEI y se construirán dispositivos de prueba”, destacó.
Cuando los rayos cósmicos entran en la atmósfera desatan una cascada de partículas cargadas que excitan átomos de nitrógeno y que emiten luz de fluorescencia; el objetivo de JEM-EUSO es observarla desde el espacio, donde se puede abarcar un área 100 veces mayor que la cubierta por el Observatorio Pierre Auger sobre la superficie terrestre.
Se piensa que con tecnología más avanzada será posible ubicar un detector en la termosfera y aún así registrar el curso de esas estelas tenues. Por ello, se pretende colocar un telescopio a aproximadamente 400 kilómetros de altura, pero apuntando a la Tierra para así abarcar un área de hasta un millón de metros cuadrados.
“De este modo, se apreciarán más eventos por unidad de tiempo de los que se perciben desde la superficie del planeta”, precisó. Nunca se ha realizado nada parecido y esta misión, que podría concretarse en el año 2015, será la primera en su tipo.
En el proyecto colaborarán, a través de distintas universidades y laboratorios, una docena de países: Alemania, Corea, Eslovaquia, España, Francia, Italia, Japón, México, Polonia, Rusia, Suiza y Estados Unidos. La principal responsabilidad del proyecto recae en la agencia espacial japonesa JAXA y el Instituto RIKEN, con el que el ICN contribuirá haciendo pruebas sobre un prototipo de la superficie focal, que será armado en esa organización oriental.
El detector será un telescopio refractor de dos metros de diámetro y casi dos toneladas de peso que escudriñará la Tierra desde la EEI, explicó Juan Carlos D'Olivo Sáenz, investigador del ICN.
Se espera que esta iniciativa contribuya al estudio de fenómenos de plasma en la atmósfera superior, así como a un mejor entendimiento de la distribución de aerosoles sobre el planeta, agregó.
Sobre el papel de la UNAM en esta misión, Medina Tanco señaló que el ICN desempeña un papel importante en la justificación científica del experimento y participa en aspectos como la simulación del detector de rayos cósmicos, la creación y mantenimiento de una base de datos para simulaciones e intercambio electrónico, el diseño de técnicas de análisis de datos, la construcción de un sistema optomecánico para simulación física de chubascos sobre el detector, y la caracterización de las fotomultiplicadoras usadas en la construcción de la superficie focal.
Para construir los equipos necesarios y realizar las pruebas correspondientes, se utilizará el laboratorio de detectores del ICN y se contará con la colaboración del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico y del Instituto de Geofísica de esta casa de estudios.
Aunque estos experimentos en física de altas energías pertenecen al campo de la ciencia básica, de ellos se derivan aplicaciones prácticas, conocimientos útiles para otras disciplinas y se abren espacios para la formación de recursos humanos, concluyó D'Olivo Sáenz.
Créditos de la nota: Dirección General de Comunicación Social de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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