·El CCADET creó para la SEP el Laboratorio Escolar de Sensores Automatizado, en apoyo al aprendizaje de la física, la química y la biología
·Es una herramienta con sensores de presión, temperatura, humedad, luz, pH y voltaje
·Fue reconocido con la Mención de Plata del Premio QUORUM 2008, en la categoría de Diseño Industrial, en el área de productos de consumo
La Universidad Nacional Autónoma de México, a través del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET), diseñó y entregó a la Secretaría de Educación Pública (SEP) 300 equipos, denominados Laboratorio Escolar de Sensores Automatizado (LESA), para la enseñanza de las ciencias en secundaria.
Se trata de una herramienta tecnológica única para medir, en tiempo real, distintas variables básicas en la experimentación de áreas como física, química y biología, explicaron la coordinadora del Grupo de Cognición y Didáctica de la Ciencia de esa entidad, Leticia Gallegos Cázares, y el diseñador industrial de la misma, Humberto Albornoz Delgado.
El LESA, a diferencia de los equipos comerciales, está pensado a partir de las características en las escuelas secundarias de nuestro país, es decir, para ser utilizado por el mayor número de alumnos posible.
Por su calidad y utilidad, este desarrollo universitario fue reconocido con la Mención de Plata (segundo lugar) del Premio QUORUM 2008, en la categoría de Diseño Industrial en el área de productos de consumo, que otorga el Consejo de Diseñadores de México.
Esta herramienta se derivó del convenio entre el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE) y la UNAM, como parte del proyecto de Enseñanza de la Ciencia con Tecnología.
Se requería un equipo de sensores que pudiera ser trabajado con la versatilidad necesaria, expuso Gallegos Cázares. “Analizamos varios y encontramos que tenían dificultades con el idioma, pues estaban en inglés; además no eran adecuados para el uso rudo de estudiantes de ese nivel educativo”.
Por su parte, Humberto Albornoz precisó que los dispositivos comerciales, de origen extranjero, son costosos. “Se necesitaba una media de fabricación económica, pero también que el software estuviera en español, y que fuera lo más amigable posible para los jóvenes”.
En otros países a cada alumno se le proporciona un sensor y un equipo de cómputo, “pero con nuestros recursos no podemos hacer eso”, admitió. Por eso, el diseño circular de la interfase del LESA permite colocarlo al centro de una mesa, para que varios equipos trabajen en forma simultánea.
Otra ventaja es su precio, aproximadamente 60 por ciento menor que el de dispositivos importados, precisó el diseñador industrial.
A partir de la firma del convenio, se comenzó a elaborar el proyecto y los primeros prototipos, con una pequeña producción piloto de 30 unidades, que se llevaron a entidades como Yucatán, Querétaro, Durango y el Estado de México, para hacer pruebas de funcionamiento real.
De ese modo, apuntó, el instrumento didáctico fue mejorado hasta configurar un producto compuesto de una interfase de inyección de plástico –que se constituye en el cuerpo central del aparato– y que se conecta a una computadora, donde se pueden ver los resultados gráficos de los experimentos científicos.
Asimismo, cuenta con entradas para seis sensores de presión, temperatura, humedad, luz, pH y voltaje, que pueden trabajar de forma simultánea.
El software se conforma de dos partes, una de conexión de la interfase con la computadora, y la de actividades, para desarrollar en cada una de las disciplinas científicas. Incluso, el empaque fue diseñado en el CCADET, añadió.
Para su producción, se seleccionaron materiales no tóxicos y resistentes, y para probar la durabilidad, se hicieron pruebas mecánicas, se dejó caer la interfase de una mesa, y se sumergió en agua por 24 horas. No dejó de funcionar, aseguró.
Albornoz Delgado informó que actualmente se desarrollan otros seis sensores, de modo que el LESA tendrá un total de 12, y será capaz de medir también parámetros como oxígeno disuelto, fuerza-fricción, conductividad y voltajes pequeños. A finales de mes, 20 equipos serán entregados a la SEP para su evaluación.
Se atendieron las necesidades del uso de la tecnología, pero también se coordinó la parte teórica y de desarrollo de las actividades con un enfoque de representaciones conceptuales y de construcción de pensamiento, abundó Leticia Gallegos.
Además, se conjuntó la parte de enseñanza de disciplinas y el desarrollo tecnológico en un proyecto en el que intervinieron especialistas en didáctica, física, química, biología, diseño industrial, ingeniería electrónica y computación; además estudiantes ayudaron en la realización de las pruebas piloto.
La estrategia educativa, el hardware, y el software, están destinados a facilitar el aprendizaje de las ciencias, sostuvo Humberto Albornoz. Pero no sería posible sin la participación de los profesores, que deben recibir capacitación en el uso de la herramienta.
Aunque el desarrollo –donde también intervinieron Gabriel Leyva Alatriste y Eric Clemente Ávila– está diseñado para secundaria, el proyecto puede ser escalable al bachillerato, finalizó Humberto Albornoz.
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