jueves, 18 de junio de 2009

VOTO EN BLANCO IGUAL FOMENTO REVOLUCIONARIO

VOTO EN BLANCO IGUAL FOMENTO REVOLUCIONARIO

Por: Raymundo García García*

Aunque en Puebla fue el autista Gabriel Hinojosa, quien primero, tuvo la ocurrencia de llamar a la abstención a secas, porque no había sido utilizado como candidato a diputado federal; después en el mundo intelectual y en particular en la revista Nexos del mes de abril, se abrió un debate entre promotores del voto en blanco y los apostadores por profundizar nuestro régimen democrático, persuadiendo a la necesidad de fortalecer la cultura política democrática participativa, con la consolidación de un régimen mexicano democrático sustentado en un sistema de partidos competitivos; luego de este debate, el oportunismo radical de intelectuales izquierdistas y autistas se sentó en Puebla, escondiendo el germen perverso que el voto en blanco lleva, que no es otro, que el de convertirse en un buen pretexto de inestabilidad social y política, que aliente el estallido revolucionario, tan anhelado por la vieja izquierda mexicana, que se haga realidad la teoría del ciclo de revoluciones burguesas: 1810, 1910, ¿2010?.

El derecho a la disidencia ciudadana en contra de partidos y candidatos, ha sido reconocida en México, por el derecho electoral como teoría, y por el derecho electoral como normatividad jurídica; así en la legislación federal electoral desdel año de 1911 en su artículo 31 se reconoció el voto en blanco, anotando (Si no votare por ningún candidato inscrito, el votante inscribirá en la cédula en blanco el nombre del elector y del candidato no registrado). Esta disposición propia de un régimen democrático, dejó abierta la libertad de elegir por candidatos registrados por partidos, y por ciudadanos no registrados. Esta disposición se mantuvo en la leyes de 1918 e inclusive en la misma se acompañó el modelo de las boletas electorales, las cuales e la parte inferior con letras mayúsculas llevaba la nota CANDIDATURAS NO REGISTRADAS. Permaneciendo este derecho de ejercicio de libertad ciudadana, y aliento democrático por las legislaciones posteriores. Que en la era de la hegemonía del PRI, los ciudadanos alentaban a manifestar el descontento cívico, mediante la votación por candidatos no registrados en los cuales Cantinflas obtuvo buena cantidad de los mismos cada elección presidencial.

La lucha ciudadana de voto libre ha ayudado a cambiar el régimen mexicano de forma civilizada, mostró su poder en las elecciones federales del 6 de julio del año 1988, cuando el PRI a través del fraude alcanzó pasar de panzazo, con a penas el 52%, mientras que tiempo atrás obtenía alrededor del 90% al 99% de la votación. Los ciudadanos de forma civilizada construyeron en esa elección, un sistema de partidos competitivos dividiendo su fuerza política en votos entregados al PAN, (FDN) PRD y PRI, decisión que refuncionalizó al sistema político mexicano, evitando el entallamiento de violencia al que apostaron los grupos más radicales sobre el cambio político. Por supuesto, me refiero a los revolucionarios; ya que los reformistas de izquierda habían sido cooptados, y Héctor Aguilar Camín –hoy alentador del voto blanco- se había convertido en asesor del salinismo, poniendo la revista Nexos al servicio del salinismo. Pero ahora que los privilegios se agotaron, hay que regresar al origen, hay que voltear hacia la violencia, hacia la revolución. Y que mejor que enarbolar racionalmente la libertad de sufragar, de los abstencionistas pasivos, para crear el piso social de desestabilización social y política de México.

La caída del sistema de conteo de resultados en 1988 adjudicada a Manuel Bartlett, fue la andera para alentar al estallido social y revolucionario, que gracias a la sapiencia de Cuauhtémoc Cárdenas y del Maquío, se optó por la vía ciudadana, como la única vía civilizada para cambiar al país y ahora cogobiernan: PAN, PRD y PRI. Luego los resultados cerrados de la elección presidencial del 2006, -18 años después de 1988- de nueva cuenta, se convirtieron en el mejor pretexto para desatar la violencia política, misma que fue aplastada por la racionalidad institucional. Pero el conflicto pos-electoral del año 2006, abrió la puerta de la teoría de la revolución plasmada en el artículo 39 de la Constitución federal, por lo cual el Pueblo como soberano puede crear y derribar al poder público que él mismo crea.

Así, quienes están llamando al voto blanco, en el fondo están llamando, a una participación subversiva ante las urnas, para luego contar con un sustento legitimador, que se convierta en bandera deslegitimadora del poder público, sin distingo de partidos, esto es, los convocantes a favor del voto blanco, hoy los debemos ver, como entes revolucionarios soterrados, como agentes de desestabilización social, en fin, como enemigos de la democracia y de México. Los ciudadanos libres, deben detener a los enemigos de México, votando por un voto que cuente y se cuente, por un voto válido, por un voto que construya.


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